Los Lagos (Quinta Roo).- Desde tiempos ancestrales, la cultura maya de la península de Yucatán ha cultivado una profunda relación con la naturaleza, evidenciada no solo en sus monumentales construcciones sino también en prácticas cotidianas como la apicultura.
Investigaciones recientes, en el marco del proyecto del Tren Maya, han sacado a la luz hallazgos que ofrecen nuevas perspectivas sobre estas prácticas milenarias.
En una reciente intervención en el Tramo 6 del Tren Maya, entre Tulum y Chetumal, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dirigidos por Raquel Liliana Hernández Estrada, han hecho un descubrimiento revelador.
Mientras exploraban lo que inicialmente parecía una simple albarrada, encontraron tres tapas de jobón, artefactos vinculados con la meliponicultura, la crianza de abejas nativas sin aguijón conocidas como Melipona beecheii o xunán kab en maya.
Estas tapas, elaboradas con piedra caliza y con medidas de 20 por 25 centímetros, se datan del periodo Posclásico (950-1539 d.C.).
«Es fascinante observar que, aunque solo una de estas tapas se mantiene en buen estado, todas ellas cuentan una historia de resiliencia cultural», comentó Carlos Fidel Martínez Sánchez, uno de los arqueólogos involucrados en la excavación.
Este descubrimiento no solo reafirma registros antiguos, como los de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, sino que también extiende la geografía conocida de la meliponicultura maya hacia el sur de Quintana Roo.
Este hallazgo podría representar un punto de inflexión en nuestra comprensión de la distribución y la importancia de la apicultura en la vida maya.
Además de las tapas de jobón, el equipo encontró otros materiales arqueológicos de uso cotidiano, incluyendo cerámica decorada, herramientas de piedra, y adornos de concha, que ilustran la vida diaria de las comunidades mayas que no pertenecían a la élite dominante.
Según Hernández Estrada, estos objetos provienen probablemente de «conjuntos habitacionales de ciudades periféricas a recintos ceremoniales», lo que sugiere una sociedad altamente organizada y diversificada.
Hasta la fecha, se han registrado 261 monumentos en la región, todos en fase de análisis por expertos del INAH.
«Estos hallazgos no solo enriquecen nuestro patrimonio cultural, sino que también nos obligan a replantear nuestra narrativa histórica, reconociendo la sofisticación y adaptabilidad de las comunidades mayas», señaló Manuel Eduardo Pérez Rivas, responsable del salvamento arqueológico.