Atacama (Chile).- Desde las profundidades de la constelación de Orión, un sistema estelar doble conocido como FU Orionis ha capturado la atención de la comunidad astronómica mundial.
Este sistema, que se hizo notar por primera vez en 1936 debido a un aumento repentino y dramático en su brillo, ha desafiado las expectativas y entendimientos previos sobre las estrellas jóvenes.
A través del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), los astrónomos han comenzado a desentrañar los misterios de este fenómeno fascinante.
FU Orionis es un ejemplo de las estrellas FUor, que son conocidas por sus erupciones súbitas en brillo seguidas de periodos de atenuación. Estas peculiares estrellas jóvenes, en pleno proceso de formación, sorprendieron a los científicos al demostrar un comportamiento típicamente asociado con estrellas en las etapas finales de su vida.
Sin embargo, las observaciones recientes han aclarado que este aumento en el brillo se debe a la acreción gravitacional, un proceso fundamental en la formación estelar y planetaria.
Antonio Hales, director adjunto del Centro Regional ALMA de América del Norte y uno de los principales investigadores en este estudio, explica el fenómeno.
«FU Ori ha estado devorando material durante casi 100 años para mantener su erupción. Por primera vez, tenemos evidencia directa de observación del material que alimenta estas erupciones».
Esta afirmación destaca un descubrimiento crucial en nuestra comprensión de cómo las jóvenes estrellas acumulan masa.
Las investigaciones mediante ALMA han revelado una corriente delgada de monóxido de carbono que se precipita hacia FU Orionis. Contrario a lo que se podría esperar, esta corriente de gas no parece tener suficiente combustible para sostener el actual estallido de brillo, lo que sugiere que es un remanente de una interacción pasada mucho más significativa.
«Es probable que la interacción con una corriente de gas más grande en el pasado haya causado que el sistema se volviera inestable y provocara un aumento en el brillo», añadió Hales.
A través de métodos numéricos avanzados y diversas configuraciones de antenas, los astrónomos han podido modelar este flujo de acreción y estimar sus propiedades con precisión.
«Comparando la forma y la velocidad de la estructura observada con lo esperado de un rastro de gas que caía, los números tenían sentido», dijo Aashish Gupta, Ph.D. candidato en el Observatorio Europeo Austral (ESO) y coautor del estudio.
Este estudio no solo ha permitido explorar la dinámica de FU Orionis, sino que también ha proporcionado una vista más amplia de la formación de estrellas y planetas.
«La gama de escalas angulares que podemos explorar con ALMA es notable. Nos brinda una visión integral de la dinámica de estos procesos», dijo Sebastián Pérez, de la Universidad de Santiago de Chile y director del Núcleo Milenio de Exoplanetas Jóvenes y sus Lunas.
Finalmente, este entendimiento ampliado de las estrellas FUor como FU Orionis está ayudando a los astrónomos a confirmar y expandir lo que saben sobre la formación estelar y planetaria.
«Creemos que todas las estrellas sufren estos estallidos, que son cruciales porque afectan la composición química de los discos de acreción», concluye Hales.
FU Orionis no solo ha revelado secretos de su propia naturaleza, sino que también ha abierto nuevas vías de investigación sobre cómo las estrellas y los planetas toman forma en el vasto teatro del universo.