Nápoles (Italia).- Nápoles se convirtió en el epicentro de una importante conferencia internacional de la UNESCO, reuniendo por primera vez a expertos en patrimonio material y patrimonio vivo.
Este evento culminó con la adopción del Llamamiento de Nápoles, una iniciativa que insta a los Estados Miembros de la UNESCO a integrar activamente a las comunidades locales y a los pueblos indígenas en la gestión de los sitios patrimoniales.
Durante la conferencia, se subrayó la importancia de que los sitios del Patrimonio Mundial no solo sean conservados como reliquias del pasado, sino que también se mantengan como entornos vivos.
La Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, enfatizó la necesidad de considerar los derechos y aspiraciones de las poblaciones locales como una brújula para las políticas culturales.
Un ejemplo destacado de esta nueva dirección es la iniciativa “Revivir el espíritu de Mosul” en Iraq, donde la UNESCO no solo se enfoca en la reconstrucción de monumentos, sino también en la revitalización de la vida cultural, artesanal e intelectual.
Este enfoque también se refleja en la respuesta de la UNESCO a crisis en lugares como Yemen y Ucrania, donde se combinan la protección de sitios, el apoyo a artistas y la salvaguarda de prácticas culturales.
La conferencia dio paso a la adopción de un conjunto de once compromisos principales, enfocándose en aspectos como la adaptación al cambio climático, la promoción del turismo sostenible y la implicación de las comunidades locales en la gestión patrimonial.
Azoulay destacó la amenaza del cambio climático, especialmente en las costas del Mediterráneo, y la necesidad de acelerar los esfuerzos para proteger la biodiversidad.
Además de enfrentar el cambio climático, la UNESCO ha modernizado las directrices de la Convención del Patrimonio Mundial para priorizar la inclusión de las comunidades locales e indígenas.
También se busca cambiar la forma en que los turistas experimentan los sitios del Patrimonio Mundial, promoviendo viajes más conscientes y una mayor apreciación de las culturas locales.
La convergencia entre la Convención del Patrimonio Mundial y la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial se está haciendo cada vez más evidente.
Esta sinergia, según Azoulay, debe ser el eje de la acción de la UNESCO y la evolución de los instrumentos jurídicos internacionales.
Durante su visita en Nápoles, Azoulay se reunió con miembros de la cooperativa La Paranza en el barrio de Rione Sanita, quienes lideran proyectos culturales con un fuerte impacto social.
Además, recorrió el centro histórico de Nápoles, resaltando el compromiso de la ciudad con la preservación patrimonial.
La UNESCO continúa su labor en Nápoles, destacando la inclusión de los archivos del antiguo banco público napolitano en el registro Memoria del Mundo y el arte del pizzaiolo napolitano en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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