Ginebra (Suiza).- Para muchas culturas, las montañas recuerdan la espiritualidad y lo divino. Con sus cumbres majestuosas que se asoman entre las nubes y llegan al cielo, es fácil establecer una conexión entre ellas y un poder superior.
Para los millones de personas de todo el mundo que deambulan por sus bosques o escalan sus cumbres, quizá haya también algo de eso: buscar una fuerza restauradora al elevarse de la tierra, en medio de la naturaleza.
Sin embargo, para las personas que viven todo el año en las montañas, los pensamientos cotidianos a menudo se orientan a cuestiones más prácticas: por ejemplo, una conexión a Internet.
Karen Martínez* vive con su abuela a 4 200 metros de altura, en los Andes argentinos. Tiene 250 llamas, 100 ovejas y 17 cabras y se dedica a la ganadería, pero su sueño es contar con una conexión a Internet. Le gustaría poder estudiar en línea sin tener que dejar su casa en las montañas.
“Ha sido difícil estudiar, ya que no tenemos Internet, pero no me quiero ir de aquí”, señala Karen, de 24 años.
Lejos de contemplar lo divino, vivir en las montañas es todo un desafío para lo cotidiano.
“Querría que mejorara el suministro de agua de mi hogar, porque en invierno el agua se congela y tenemos que transportar una gran cantidad de agua para utilizar en casa”, explica Karen.
La lucha diaria para satisfacer las necesidades básicas y la falta de oportunidades son lo que hace que muchas personas, en especial los jóvenes, se vayan de las zonas montañosas para estudiar o trabajar en otro lugar.
“Aquí en el pueblo, no hay nadie que se quede en el campo; solo personas mayores”, explica.
Concretamente, son los hombres quienes suelen emigrar desde sus comunidades de montaña, mientras que las mujeres a menudo permanecen allí para administrar los hogares y comunidades.
Al mismo tiempo, las mujeres de estas sociedades por lo general no tienen el mismo estatuto jurídico, poder de decisión o acceso a capacitación, servicios y recursos. Han asumido las tareas que solían llevar a cabo los hombres, pero sin el respaldo con el que ellos cuentan.
Más del 50 % de las mujeres de las zonas montañosas realiza actividades agrícolas. Son por lo general quienes administran los recursos naturales de los que dependen y quienes aportan a la dieta del hogar.
Las mujeres y las niñas mantienen y difunden las tradiciones y culturas locales. Sin embargo, también son más vulnerables a la inseguridad alimentaria en algunas sociedades montañosas debido a normas y estereotipos socioculturales de género discriminatorios.
Asimismo, las mujeres suelen tener dificultades para obtener ingresos regulares propios.
Turismo de montaña y senderismo
Cada vez más, el turismo de montaña ofrece valiosas oportunidades para las mujeres. En muchos países, los hombres se encargan tradicionalmente de estos trabajos.
No obstante, son cada vez más las mujeres que se convierten en guías de senderismo o de montaña, instructoras de escalada u hosteleras.
Muna Gurung es una de las mujeres de Nepal que se convirtieron en guías de montaña a pesar de la resistencia de su familia y la sociedad.
Muna fue conducida a llevar una vida tradicional a una edad temprana. Se casó a los 14 años, tuvo una hija a los 15 y, aun así, se empeñó en encontrar su propia carrera.
“Quería convertirme en guía de senderismo, ya que nunca había visto una guía mujer… Mi madre no quería que me fuera a trabajar allí”, explica Muna.
Después de un programa de capacitación de seis meses con la entidad sin ánimo de lucro Empowering
Women of Nepal y la agencia 3 Sisters Adventure Trekking, a Muna le ofrecieron un empleo, y ha trabajado como guía durante 17 años. Realiza viajes internacionales para escalar y ha recibido reconocimiento internacional.
Asha Maliki es otra mujer que trabaja como guía de senderismo y ha trazado su propio camino en este campo a pesar de la discriminación, el resentimiento y el acoso sexual.
“Los hombres de las montañas constituyen la principal dificultad. A las mujeres nunca se les permite elevarse por encima de los hombres o ser sus pares. Siempre se nos enseña e instruye a permanecer por debajo de los hombres, y se espera que así sea”, explica.
Ha ascendido la ruta Umbwe del monte Kilimanjaro cinco veces, pero sigue padeciendo las críticas y el acoso de los guías hombres o los propios turistas.
Asha desea crear una cooperativa en la que las mujeres de las montañas puedan ahorrar dinero y prestarse apoyo financiero y social mutuo.
Apoyar a las mujeres que apoyan las montañas
La Secretaría de la Alianza para las Montañas, con sede en la FAO, trabaja en nombre de las mujeres y los hombres que viven en comunidades de montaña, salvaguardando la biodiversidad y otros preciosos recursos de las montañas.
Promoviendo que los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales incorporen consideraciones de género en sus políticas y proyectos, y solicitando que los datos estén desglosados por género, la Alianza para las montañas está trabajando para que las actividades de desarrollo en las montañas sean más equitativas e inclusivas.
Esto significa velar por que las mujeres tengan mejor acceso a la tenencia de la tierra, capacitación y recursos financieros.
La Alianza para las montañas también está trabajando para aprovechar las oportunidades que el turismo y los productos locales únicos, como los textiles y los alimentos orgánicos, pueden ofrecer a los pequeños productores de las zonas montañosas.
La iniciativa sobre los productos de la Alianza para las montañas, fundada por Italia, presta apoyo técnico y financiero a los pequeños productores de montaña de países en desarrollo, centrándose principalmente en las mujeres, a fin de crear empresas, mejorar sus habilidades de comercialización e impulsar sus medios de vida mediante la mejora de las cadenas de valor de los productos de las montañas.
Las mujeres se encuentran en la primera línea de la conservación de la biodiversidad, las culturas y las tradiciones de las montañas. Al promover los proyectos dirigidos por la comunidad y el turismo en pro del desarrollo de los medios de vida, la Asociación para las montañas está trabajando en el logro de la igualdad jurídica, económica y social de las mujeres.
La función de las mujeres en la conservación de los recursos naturales, la promoción del patrimonio cultural y el apoyo a las economías locales es fundamental. De esta manera, y de muchas más, las mujeres realmente mueven montañas.
*Las entrevistas incluidas en este artículo y en el informe conexo fueron llevadas a cabo por la red de mujeres de montaña del mundo, cuyo objetivo es crear una comunidad transnacional de mujeres de las zonas montañosas para proteger las montañas. Su objetivo es describir el montañismo como una experiencia compartida que fortalece el poder colectivo, el cuidado y la solidaridad de las mujeres, a fin de fomentar la humildad, la resiliencia y la reciprocidad con la Madre Tierra.
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