Níger.- A sus 52 años, tras un matrimonio y haber sido padre de siete hijos, Dandakoye ha sido testigo de cambios devastadores en las tierras que rodean su aldea de Sakey Kouara Tegui.
Situada en la región occidental del Níger, la aldea de Dandakoye está enclavada en la cuenca de la meseta de Gorou Tayya, en el municipio urbano de Kollo.
Hace unos 25 años, esta zona albergaba ricos bosques y praderas.
“Esta meseta representaba la edad dorada de la abundancia para nuestra comunidad. Al igual que los demás habitantes de Sakey Kouara Tegui, yo solía obtener de este lugar frutas y hojas comestibles, leña, huevos, madera, goma arábiga y carne silvestre”, recuerda Dandakoye.
En aquella época, el bosque también albergaba jirafas, antílopes, gallinas de Guinea, lagartos monitor, liebres, ardillas y una gran variedad de aves.
En pocos años, los efectos devastadores del cambio climático y la actividad humana descontrolada consumieron los ecosistemas como si se tratara de un incendio forestal, y Dandakoye y los miembros de su comunidad se encontraron con una tierra degradada sin vegetación ni fauna silvestre.
Para colmo, sin árboles ni plantas que retuvieran el suelo, vio cómo la erosión del agua y el viento amenazaban aún más a su pueblo.
Estos cambios provocaron un drástico descenso de la producción agrícola y ganadera en su comunidad. Preocupado por la situación, planteaba el tema en cada reunión de la aldea y de la comunidad, con la esperanza de encontrar algún día una solución para invertir la tendencia.
En 2018, el Mecanismo para la Restauración de Bosques y Paisajes de la FAO llegó a su comunidad y eligió a Dandakoye como responsable del comité de gestión en reconocimiento a su compromiso con la búsqueda de soluciones.
La FAO le formó a él y a otros miembros del comité en técnicas para restaurar la tierra, cavando medias lunas en el suelo para retener agua de lluvia, sembrando y plantando árboles y gestionando el uso comunitario de los recursos naturales.
Estas actividades se incluyen en la Iniciativa de la Gran Muralla Verde, el programa emblemático de África para combatir el cambio climático y la desertificación y abordar la inseguridad alimentaria y la pobreza. Su objetivo es crear un mosaico de paisajes productivos en toda África del Norte, el Sahel y el Cuerno de África.
Antes del proyecto de la FAO y de los trabajos de recuperación de tierras en el lugar, Dandakoye llevó a cabo campañas de concienciación e información dentro de su comunidad para mostrar la importancia de la restauración de los bosques y el paisaje y sus beneficios potenciales.
A continuación, movilizó a más de 1 500 miembros de su comunidad para que participaran en las actividades de siembra y plantación de la iniciativa “dinero por trabajo” de la FAO.
La comunidad cultivó forraje en esta zona y plantó árboles como azufaifos, baobabs, palmeras y eucaliptos, que dan productos para uso y consumo humano. Bajo su dirección, se recuperaron un total de 213 hectáreas en 77 días, lo que proporcionó a los agricultores unos ingresos de cerca de 66 000 USD
“Los hombres y las mujeres de mi aldea están contentos trabajando para restaurar la meseta, porque saben todos los beneficios que obtendrán cuando todo vuelva a ser como antes”, explica Dandakoye.
Resultados extraordinarios
Como resultado de estas medidas, el paisaje se está regenerando y la fauna y la flora han vuelto.
No podía creer lo que veían sus ojos al ver que la fauna silvestre volvía. “Nunca imaginé que un día sería posible revivir las maravillas del pasado”, dice Dandakoye, mientras contempla la meseta que vuelve a ser verde y abundante en animales, árboles frutales y forraje. “Soy capaz de disfrutarla aún más que antes”, afirma.
El comité de gestión ha contratado a un guardia para garantizar la seguridad del lugar y protegerlo contra la tala ilegal de árboles y los animales dañinos que abundan por la zona. Bajo la supervisión de Dandakoye, el guardia visita la zona restaurada todos los días al amanecer y recorre el perímetro.
Compartir los beneficios
La FAO ha impartido también capacitación sobre el mantenimiento permanente de la zona restaurada y el mecanismo para compartir equitativamente los beneficios derivados del mismo, lo que impulsa la participación de la comunidad.
Los recursos del área se dividen en cuatro partes. La primera parte se destina a la asamblea del municipio urbano de Kollo. La segunda parte se utiliza para el mantenimiento de la zona; la tercera se destina al funcionamiento del comité de ordenación y la cuarta parte se asigna a la comunidad.
Los beneficios generados por el terreno restaurado se distribuyen equitativamente entre los miembros de la comunidad sin distinción, y Dandakoye se asegura de que todo se haga de forma transparente y justa.
“Este enfoque ha fomentado la participación de todos los miembros de la comunidad en la protección y el mantenimiento del lugar, al igual que sus campos o su ganado”, afirma.
Al igual que los demás miembros de su comunidad, gracias a estas actividades Dandakoye ganó dinero que utilizó para comprar alimentos y ropa para su familia y pagar los materiales y las tasas escolares de sus hijos. Además de los ingresos, comparte los alimentos que produce aquí.
Dandakoye quiere asegurar el lugar y perpetuar las inversiones en estrecha colaboración con las autoridades administrativas locales, los jefes tradicionales y religiosos del departamento y el municipio de Kollo.
Debido a los beneficios del bosque restaurado, Dandakoye pretende utilizar todos los medios para mantenerlo y protegerlo en favor de las generaciones presentes y futuras.
La FAO sigue trabajando con comunidades por todo el Níger y en la zona de la Gran Muralla Verde, donde viven más de 230 millones de personas, para restaurar las tierras degradadas y proporcionar ingresos a las comunidades locales.
Para cumplir los objetivos de la Iniciativa de la Gran Muralla Verde, es necesario recuperar 10 millones de hectáreas al año para 2030. Con la participación de las comunidades locales y la inversión de los sectores público y privado, este objetivo puede lograrse.
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