Santiago (AFP) – Chile está sumergido en negociaciones para lanzar un nuevo proceso Constitucional, pero a casi un mes de la contundente derrota en las urnas de la propuesta de nueva Carta Magna, no logra encontrar una fórmula de consenso entre una élite política cada vez más polarizada.
Conocido el resultado electoral del plebiscito del 4 de septiembre, que por un 62% rechazó la propuesta de nueva Constitución que buscaba reemplazar a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), los partidos políticos comprometieron un rápido acuerdo para establecer un nuevo itinerario electoral.
Pero transcurridas varias rondas de negociaciones y cerca de un mes después del referéndum, no hay aún un acuerdo sobre los llamados «bordes» (límites) o nuevos principios generales que regirían al nuevo proceso: cuál será el órgano que redacte la nueva Carta Magna, quiénes lo integrarían y en qué plazos realizará su trabajo, entre otros aspectos.
«Es un momento bastante prematuro para decir que tenemos cerrado un nuevo proceso constituyente en Chile. Estamos en lo que son las etapas preliminares», dijo a la AFP el politólogo de la Universidad Diego Portales, Rodrigo Espinoza.
Los extremos políticos, tanto desde la izquierda como la derecha, han agudizado los argumentos a favor y en contra del proceso, haciendo más difícil llegar a consensos.
«La complejidad que tiene este proceso es que por ambos lados, tanto la izquierda extrema como la derecha extrema, generan costos para que este acuerdo sea posible», dice a la AFP el politólogo de la Universidad de Santiago, Marcello Mella.
«Y aíslar a los extremos requiere su tiempo», agrega este analista.
«Bordes» o límites –
La oposición de derecha -en minoría y sin poder de decisión en la Convención Constitucional que redactó la fracasada nueva Carta Magna- se apropió del contundente triunfo del «Rechazo» y estableció una serie de límites y condiciones para relanzar un nuevo proceso constitucional, entre ellos que no se trate de un texto «refundacional» como considera que fue el anterior.
«Ni siquiera el más optimista del mundo del ‘Rechazo’ pensó que la diferencia (electoral) del plebiscito de salida iba a ser tan grande, y eso fortaleció la postura de los sectores mas duros», dijo Rodrigo Espinoza, para explicar la demora en llegar a acuerdos.
La coalición opositora propone que haya asuntos que se respeten en el proceso constituyente futuro como la «unidad de la nación chilena; la existencia de tres poderes del Estado autónomos e independientes; la existencia de un Congreso bicameral compuesto por una Cámara de Diputados y Diputadas y un Senado y la protección del derecho a la vida».
La propuesta contradice aspectos consagrados en la fracasada propuesta constitucional, que establecía el derecho al aborto y terminaba después de 200 años con el Senado de la República (y lo sustituía por una cámara de las regiones). Establecía, además, un Estado plurinacional, con el reconocimiento de 11 naciones originarias.
«Sin principios ordenadores, es muy difícil que la ciudadanía perciba que este proceso es diferente al que fracasó rotundamente el 4 de septiembre», explico el senador y presidente del ultraconservador partido Unión Demócrata Indepeniente UDI, Javier Macaya.
Contenido del acuerdo –
El presidente Gabriel Boric pidió también un proceso constituyente «con bordes más claros» que el anterior, que partió de una hoja en blanco, aunque con límites distintos a los que propone la derecha.
«No pretendo pautear cómo los congresistas tienen que llegar al contenido de este acuerdo» pero «hay cosas evidentes. Uno: el pueblo chileno se pronunció mayoritariamente en el plebiscito de (de octubre de) 2020 por una nueva Constitución escrita por un órgano 100% electo para ese fin», afirmó el mandatario.
Todavía las coaliciones políticas no fijan los mínimos comunes, aunque hay señales de acuerdo para que sea redactado por un órgano paritario, con votaciones regulares y acompañado por una comisión de expertos, la que no operó en el proceso anterior.
Este viernes, cinco representantes del oficialismo y de la oposición se reunían para seguir con las conversaciones.
¿Podría quedar en nada el proceso?
«Es posible que esto pudiera quedar en nada, pero hay un temor de que pudiera revivir el ‘octubrismo'», advere Espiniza, en referencia a las masivas manifestaciones sociales que estallaron el 18 de octubre de 2019 y que dieron inicio al primer y fracasado proceso constitucional.