Buenos Aires (AFP) – Centenares de personas de la comunidad judía de Argentina volvieron a reclamar el lunes el esclarecimiento del atentado que en 1994 destruyó el centro AMIA, en un acto frente a la sede reconstruida, donde levantaron con sus manos fotografías de los 85 muertos.
«¿Cómo explicar que en 28 años no se ha podido atrapar siquiera a uno de los múltiples responsables de semejante atrocidad?», planteó el principal orador del acto, el presidente de la Asociación Mutual Israelita Argentina. (AMIA), Amos Linetzky.
La justicia argentina determinó que los principales sospechosos del ataque son los gobernantes iraníes de aquel momento, entre ellos el expresidente iraní Ali Rafsanjani. La bomba dejó también unos 300 heridos.
«Los canallas, miserables y asesinos siguen disfrutando de su vida diaria, paseando por el mundo con total libertad», lamentó Linetzky.
La ceremonia se realizó de manera presencial por primera vez desde que comenzó la pandemia del covid-19.
En una fría mañana invernal, sonó la sirena de homenaje a las 09h53 locales (12h53 GMT), hora exacta de la explosión que derrumbó el edificio de ocho plantas en el barrio de Once, tradicional de la numerosa colectividad judía de Buenos Aires.
Argentina reclama cada año en la asamblea general de las Naciones Unidas que Teherán acepte que los acusados puedan ser interrogados por jueces argentinos. Sobre los iraníes pesan alertas rojas de captura por Interpol.
Linetzky sostuvo que la actuación judicial «es ineficiente, lenta e inútil». Durante el mitin, una locutora leyó los 85 nombres de las víctimas mortales, se encendieron candelas y se ofrendaron ramos de rosas.
No hay detenidos por el caso ni se han logrado esclarecer aún los motivos del atentado.
En 1992, otro ataque terrorista había destruido la embajada de Israel en Buenos Aires, con saldo de 29 muertos y 200 heridos. También permanece impune.
Un juicio sobre el atentado a la AMIA finalizó en 2019 con penas leves para funcionarios judiciales y del gobierno del expresidente Carlos Menem (1989-99), declarados culpables de «encubrimiento» del atentado, pero sin determinar la razón del ocultamiento de pruebas ni la desviación de las investigaciones cometidas por los encubridores.
Con unas 300.000 personas, la comunidad judía de Argentina es la más numerosa de América Latina.