Besanzón (Francia) (AFP) – El chileno Nicolás Zepeda fue condenado este martes en Francia a 28 años de prisión por el asesinato de su exnovia japonesa Narumi Kurosaki en diciembre de 2016.
Cuando se anunció el fallo del jurado, compuesto de nueve miembros, tras cuatro horas de deliberación, el chileno, vestido con una camisa azul y una corbata oscura, permaneció impasible en el banquillo de los acusados, con semblante cansado.
La condena emitida en Besanzón, en el este de Francia, incluye una «prohibición definitiva» de entrada al territorio francés y de porte de armas, indicó el juez Matthieu Husson.
Además, el chileno deberá pagar una indemnización de 180.000 euros (unos 196.000 dólares) a la familia de Narumi (50.000 euros por cada uno de los padres y 40.000 por cada hermana), y 5.000 euros (unos 5.400 dólares) a Arthur Del Piccolo, el joven que era novio de Narumi en el momento de los hechos. Este último donará la suma a una organización sin ánimo de lucro, explicó su abogado, Randall Schwerdorffer.
No obstante, el fallo no es definitivo, pues Zepeda «dispone de un plazo de diez días para recurrir eventualmente» el fallo, según recordó el fiscal, Étienne Manteaux.
«Monstruo frío» –
«Con lo que se queda la defensa es con que el tribunal no retuvo el retrato que se pintó de Nicolás Zepeda, de un monstruo frío» y «no dio seguimiento al pedido de la fiscalía, que había solicitado pena más fuerte», la cadena perpetua, dijo a la prensa la abogada del chileno, Jacqueline Laffont, sin precisar si su cliente recurrirá o no el fallo.
«Esta pena me parece muy justa y pensada. Es una muy buena decisión», declaró por su parte Randall Schwerdorffer, en tanto que Sylvie Galley, la abogada de la familia de Narumi, indicó que «lo esencial es que se haya mantenido [el cargo de] asesinato».
«Aunque no se haya aportado ninguna respuesta (…), tras cinco años esperando el proceso, la familia [de Narumi Kurosaki] está aliviada», declaró Galley ante la prensa.
Durante el juicio, que comenzó el pasado 29 de marzo, Zepeda, de 31 años, negó reiteradamente los cargos: matar a Kurosaki en diciembre de 2016 en Besanzón -donde la joven se encontraba estudiando el idioma- y deshacerse del cadáver, movido por los «celos».
«Nunca quise estar en medio del dolor de la familia de Narumi, nunca quise estar en medio del dolor de mi propia familia, de mi propio dolor, pero no soy un asesino, no soy el asesino de Narumi», declaró Zepeda este martes al inicio de la audiencia, expresándose por primera vez en francés desde que empezó el proceso, en su última declaración antes de que el jurado se retirase a deliberar.
Separación difícil de soportar –
Zepeda y Kurosaki se conocieron en Japón en otoño de 2014 y unos meses después iniciaron una relación sentimental, marcada por «las rupturas y las reconciliaciones», según contó la madre de la víctima, Taeko Kurosaki, durante el juicio.
A finales de agosto de 2016, la japonesa, que tenía 21 años en aquel entonces, se mudó a Besanzón para estudiar francés, tras haber obtenido una beca. Dos meses después, su relación con Zepeda terminó.
Una separación que Zepeda habría sido incapaz de soportar, según la acusación, por lo que decidió viajar hasta Francia desde Santiago de Chile.
El 4 de diciembre de 2016, Zepeda se reencontró con Kurosaki en Besanzón y se fueron juntos a cenar a un pueblo cercano.
Después regresaron a la residencia universitaria donde se alojaba la joven, pasaron juntos cerca de 30 horas, y allí la mató, según la acusación.
Sin embargo, a falta de confesión, los detalles de cómo se cometió el crimen siguen siendo un misterio.
Según el fiscal, el chileno habría «asfixiado» o «estrangulado» a la joven en la noche del 4 al 5 de diciembre, cuando varios testigos aseguran que escucharon «golpes» y unos «espantosos gritos» de mujer en la residencia universitaria, sobre las tres de la madrugada.
Tras ello, la fiscalía sospecha que Zepeda se deshizo del cuerpo en un bosque de la zona o arrojándolo al río Doubs, en la misma área.
En los días posteriores, según la investigación, Zepeda pirateó las cuentas de las redes sociales de su exnovia, enviando mensajes a los allegados de la joven, haciéndoles creer que esta seguía con vida y ganando así tiempo antes de regresar a Chile.
El chileno fue extraditado a Francia en 2020.
Según la versión que Zepeda defendió hasta el final, cuando él salió de la residencia, el 6 de diciembre de madrugada, Kurosaki se encontraba en perfecto estado de salud.
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