Lima (AFP) – Las tensiones políticas y la incertidumbre están levantando nubarrones sobre la economía peruana, que hasta hace poco navegaba sin ser afectada por los recurrentes conflictos entre gobierno y oposición.
La supuesta «falta de rumbo» o «impericia» del gobierno izquierdista del presidente Pedro Castillo y los intentos de la oposición que controla el Congreso de destituirlo han generado un clima que desincentiva las inversiones en una economía que busca recuperarse de los efectos nocivos de la pandemia, según expertos.
«¿Quién va a invertir en un país si no sabe si la próxima semana puede haber otro presidente?», dice a la AFP el economista y consultor Joaquín Rey.
Los choques entre el Legislativo y Ejecutivo llevaron a Perú a tener tres presidentes en cinco días en noviembre de 2020. En poco más de cuatro años el país ha tenido cinco mandatarios.
Además, en ese tiempo por el Congreso han pasado seis mociones de «vacancia presidencial» (destitución) -la última contra Castillo hace dos semanas-, como las que llevaron a la caída de Pedro Pablo Kuczynski (derecha) en 2018 y Martín Vizcarra (centro) en 2020.
«Anteriormente hubo vacancias presidenciales y no entrábamos en una recesión, porque la economía iba por un canal separado a la política, pero hoy día estamos viendo un impacto muy grande de la política en la economía», afirma Rey.
«¿Habrá presidente?»-
«Con el gobierno del señor Pedro Castillo ya hay una relación estrecha del ámbito político y económico, y eso se ve clarísimo en el comportamiento del dólar», indica por su parte el economista Jorge González Izquierdo a la AFP.
El precio del dólar escaló de 3,6 soles a más de cuatro soles durante 2021 en medio de la polarizada campaña que llevó a Castillo al poder y temores de que cambiara el modelo de mercado por uno de corte socialista como el de Venezuela.
«La entrada del presidente Castillo suponía un cambio. La verdad es que hasta ahora casi que por torpeza, impericia, por incapacidad política, no se han podido implementar grandes cambios, pero todavía queda la duda de qué va a pasar», dice Rey.
«Y todo esto en un marco de absoluta incertidumbre, porque no sabemos si es que en unos meses habrá presidente», añade.
El dólar comenzó a bajar en enero pero volvió a subir esta semana tras protestas y bloqueos de rutas contra las alzas de los precios de los combustibles y alimentos, y llamados para que Castillo renuncie.
«La situación política por supuesto que está afectando a la economía por crear incertidumbre y ésta afecta el canal de expectativas de los agentes económicos, llámense consumidores o inversionistas nacionales y extranjeros», dice González Izquierdo, un exministro de Trabajo.
Los precios han subido por la guerra en Ucrania, aunque ésta también ha tenido un impacto positivo para Perú.
El aumento en las cotizaciones de los principales exportaciones peruanas, como el cobre y el oro, es responsable del «buen desempeño» de la Bolsa de Lima, que cerró el primer trimestre con un alza de 18%, explica el economista Jorge Gillén, citado por la agencia estatal Andina.
«Una aspirina» –
En marzo, los alimentos subieron 3,41% en promedio en el país, la mayor variación mensual en 26 años, según cifras oficiales.
«Siempre compro por mayor porque me sale más económico, pero hoy no me alcanzó el dinero, así que me he quedado sin [comprar] azúcar, sin arroz y sin tallarines», dice a la AFP Marisol Gamarra, de 39 años, en el mercado mayorista de Santa Anita, al este de Lima.
Los comerciantes rechazan ser culpados por las alzas.
«Dicen que los comerciantes mayoristas ganan un montón de plata ¡no!», indica Carmen Guevara, quien vende zapallos en Santa Anita.
«Yo para invertir en la chacra y sembrar este zapallo, tengo que darle semilla, tengo que darle abono para que él [un camionero] pueda traerme el producto [al mercado]. Todos los comerciantes hacemos eso», agrega a la AFP.
María Valencia, quien vende pollos en ese mercado, señala que «el precio se eleva por muchos factores: el insumo de los alimentos [de las aves], el transporte, al incrementarse el combustible, también repercute en todos los productos».
Para contener las alzas y apaciguar los ánimos, el gobierno eliminó el impuesto a los combustibles y elevó 10% el sueldo mínimo a 1.025 soles (277 dólares). Además, el Congreso derogó el tributo a las ventas de pollo, huevos, fideos, harina, azúcar y carnes.
La eliminación de impuestos reducirá la recaudación fiscal, en un año en que el Estado debería invertir más por la falta de inversión privada, afirma Rey.
Pero González Izquierdo cree que el gobierno optó por «dar una aspirina». «Porque [los peruanos] tenemos un tremendo dolor de cabeza» con las alzas de precios.