Buenos Aires (AFP) – El pintor y escultor argentino Antonio Seguí, quien vivía en Francia desde 1963, murió este sábado en Buenos Aires a los 88 años, una noticia que conmocionó a las artes plásticas de su país.
«Despido a Antonio Seguí con el mismo cariño y afecto que, tanto en París como en Buenos Aires, siempre nos tuvimos. Pintor y colega de mi generación, cuya obra siempre mereció mi respeto y consideración», tuiteó el pintor Luis Felipe Noé, entre numerosos artistas, museos y referentes de la cultura que expresaron sus condolencias.
Creador de los míticos hombrecitos con sombrero que pueblan su obra satírica, Seguí fue autor de una prolífica obra figurativa de pinturas, estampas, litografías y grabados que ilustran una visión irónica de la sociedad, impregnada de nostalgia y poesía.
Aunque residía en Francia hacia casi seis décadas, el artista plástico se encontraba en Argentina junto a su esposa Clelia Taricco, confirmó a la AFP una fuente del ministerio de Cultura.
Seguí murió en una operación de cadera que su corazón no resistió, informó el diario La Nación, citando allegados a la familia del artista.
Nacido el 11 de enero de 1934 en la ciudad cordobesa de Villa Allende, realizó a lo largo de su carrera 200 exposiciones individuales. En Francia fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras y miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras de Francia.
Recientemente había visitado la ciudad de Córdoba, 700 km al norte, donde tenía previsto para noviembre una muestra en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) cordobés.
«Lamentamos el fallecimiento de Antonio Seguí, a los 88 años. Despedimos hoy a uno de los grandes exponentes del arte local», escribió el reconocido Museo Caraffa de Córdoba en un comunicado.
Sus esculturas monumentales de la serie La Familia Urbana fueron hitos urbanos de Córdoba, mientras que otras obras similares se encuentran emplazadas en espacios públicos en Colombia, Francia, Italia, Bélgica, Portugal y Marruecos.
Arte para combatir –
«No se me ocurre qué hacer que no sea trabajar», dijo Seguí a la AFP en una entrevista en París, cuando en 2019, a los 85 años, presentó una exposición de medio centenar de sus obras en la Biblioteca Nacional de Francia (BNF), a la que acababa de donar medio millar de ellas, entre estampas, porfolios y libros ilustrados.
Aunque vivía en Francia, nunca dejó de regresar a Argentina, salvo durante los años de la dictadura (1976-1983), tiempo en que los militares le negaron incluso la renovación de su pasaporte.
«Con el arte uno puede decir cosas fácilmente, es la única forma de combatir seriamente», afirmó en aquella entrevista.
El Parque de la Memoria, un monumento en Buenos Aires a las víctimas de la dictadura, expresó su tristeza por la muerte de «uno de los más grandes artistas de Argentina».
«Desarrolló una vasta y prolífica carrera artística con sensibilidad y creatividad, trabajando incansablemente hasta el fin de su vida», agregó en un comunicado.
Como buen argentino, el fútbol no le era indiferente. Hincha desde chico de Belgrano de Córdoba, su club había declarado a Seguí socio honorario y lo despidió «con gran conmoción», en un tuit este sábado.