Bogotá (AFP) – Más de 300 indígenas colombianos acampan desde hace tres noches en un parque céntrico de Bogotá para protestar por el retiro de un subsidio que costeaba sus gastos de alojamiento en la ciudad, adonde llegaron desplazados por la violencia.
Los indígenas se instalaron en el Parque Nacional el 29 de septiembre, cuando según ellos la alcaldía de la capital dejó de financiar su estadía en posadas. Dicen no tener viviendas ni recursos para pagar un hospedaje.
«La población que hoy está acá es del pueblo (emberá) katío, estaban en una medida de arriendo que ya se terminó y el distrito no quiere ampliar», dijo a la AFP María Violet Medina, portavoz del grupo.
Los originarios improvisaron una docena de carpas con plástico negro en el centro del parque y cocinan en hogueras. Según la estatal Defensoría del Pueblo (ombudsman) suman entre 300 y 400 personas incluyendo decenas de niños y bebés.
Medina aseguró que la mayoría fue desplazada por enfrentamientos entre grupos armados que se disputan desde hace varios años las rentas del narcotráfico y la minería ilegal en el selvático departamento de Chocó (oeste), de dónde es originario el pueblo emberá katío.
«El conflicto armado nos ha traído a este territorio», enfatizó la vocera, agregando que indígenas de otros 12 pueblos se han sumado a la protesta. Colombia vive un conflicto armado de seis décadas que deja 9 millones de víctimas, la mayoría desplazados.
Según Medina, terminar el subsidio de vivienda es uno de los incumplimientos de la alcaldía frente a 62 acuerdos suscritos hace un año con los indígenas que viven en Bogotá.
También hay incumplimientos en «salud y educación, son temas básicos», reclamó.
Un 4,4% de los 50 millones de habitantes de Colombia se identifica como indígena, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Funcionarios de la Alcaldía hacen presencia en lugar y acordaron sentarse en una mesa de diálogo con voceros del campamento a partir del domingo. También advirtieron la posibilidad de que la policía los desaloje de la zona.
Miembros de la llamada Guardia Indígena, una organización de autodefensa que no usa armas de fuego, custodian el campamento.
«Nuestra guardia va a estar circulando (…) también tenemos flechas y nos vamos a defender», anticipó Medina durante su conversación con los funcionarios.