Buenos Aires (AFP) – La fiscalía argentina culminará el lunes la investigación por el homicidio de Diego Maradona, cuando tome declaración indagatoria al médico de cabecera del exfutbolista fallecido el 25 de noviembre de 2020 por una crisis cardiorrespiratoria a los 60 años.
El neurocirujano Leopoldo Luque (39 años) debe comparecer desde el mediodía ante la Fiscalía de San Isidro, 25 km al norte de Buenos Aires como el principal responsable del tratamiento de Maradona, que una junta de 20 médicos calificó de «temerario».
«No tengo miedo de ir preso», dijo en una entrevista poco después de iniciada la investigación sobre la muerte de Maradona.
Luque fue quien ordenó la internación de Maradona luego de que éste apareciera en público con dificultades para hablar y caminar, en ocasión de su 60 cumpleaños el 30 de octubre pasado.
En esos días, el neurocirujano llamaba la atención al presentarse ante la prensa enfundado en su chaqueta de cuero y a bordo de una motocicleta en las puertas de la clínica, donde Maradona se recuperaba de una cirugía exitosa para extraerle de un hematoma en la cabeza.
Luque se hizo también cargo del tratamiento cuando prosiguió la recuperación del célebre paciente en una casa alquilada en un barrio privado de las afueras de Buenos Aires con acuerdo de la familia, lugar donde falleció 15 días después.
«Siento orgullo de lo que hice, jamás me despegué de Diego y traté de ayudarlo», afirmó al describir a Maradona como su amigo.
Acusación –
Los fiscales ya escucharon los argumentos de dos enfermeros, el superior de ambos, una médica coordinadora de la atención domiciliaria, el psicólogo y la psiquiatra que atendían al excampeón del mundo, muerto en su cama tras agonizar por horas, según el informe de los peritos.
La fiscalía sospecha que todos «infringieron los deberes que cada uno tenía a su cargo (…) incrementando el riesgo por fuera del margen permitido ocasionando el fatal desenlace del paciente, que de lo contrario hubiese podido evitarse».
Luego de indagar a Luque, que puede negarse a responder preguntas y presentar un escrito, los fiscales deben decidir si recomiendan al juez el sobreseimiento o seguir adelante con la acusación por «homicidio simple con dolo eventual», un delito castigado con entre 8 y 25 años de cárcel.
De prosperar la acusación, la causa puede demorar varios años en llegar a juicio.
Un ídolo «abandonado» –
La investigación evidenció que la casa donde Maradona convalecía no reunía las condiciones mínimas para un paciente con dificultades motrices, como un baño en planta baja. Tampoco se equipó con elementos como un desfibrilador ni había una ambulancia en la puerta.
La psiquiatra Agustina Cosachov, de 36 años, afirmó el viernes ante los fiscales que la patología cardíaca que se encontró en la autopsia «no daba síntomas en la vida del paciente» por lo que no se lo medicó a tal fin.
La médica Nancy Forlini, de la empresa Swiss Medical, declaró que su tarea se limitó a gestionar las prestaciones que prescribían «los médicos tratantes» Luque y Cosachov y que ambos rechazaron la recomendación de la internación hospitalaria de Maradona.
Tanto el psicólogo Carlos Díaz como Cosachov estimaron que quien fuera ídolo del Nápoli no reunía las condiciones para una internación compulsiva psiquiátrica.
Los enfermeros Ricardo Almirón y Dahiana Madrid reportaron que sólo tenían indicación de administrarle medicación psiquiátrica bajo orden de no molestarlo ni despertarlo para controles de rutina.
Almirón dijo que nunca tuvo acceso a su historia clínica y desconocía que sufriera cardiopatías.
«No hubo plan delictivo» –
Pero la fiscalía entiende que «el grave cuadro de salud» de Maradona «era conocido» por los involucrados y sospecha que todos «omitieron realizar los actos específicos que cada uno debía desarrollar en torno a su función, agravando el cuadro de salud de Diego Armando Maradona, colocándolo en una situación de desamparo y abandonándolo a su suerte».
El reporte judicial enumera enfermedad renal crónica y hepática, insuficiencia cardíaca, deterioro neurológico, adicción al alcohol y psicofármacos y un cuadro de abstinencia alcohólica.
El psicólogo Díaz, de 29 años, declaró que cuando falleció, Maradona «estaba encaminado en su recuperación» de las adicciones.
«No hubo ningún tipo de plan delictivo para matar a Maradona, como se ha dicho», afirmó.
Sin embargo, la fiscalía cuestiona que se permitiese que Maradona, «que no se encontraba en condiciones de decidir», rechazara acompañantes terapéuticos, interconsultas con especialistas, controles de enfermería y otras atenciones que gravitaron en el desenlace fatal.