Lima (AFP) – Los partidarios de los aspirantes presidenciales Keiko Fujimori y Pedro Castillo vuelven este sábado a marchar en Perú, que continúa en vilo dos semanas después de los comicios a la espera de que el jurado electoral resuelva todas las impugnaciones y proclame al vencedor.
Más de 3.000 agentes de policía fueron movilizados para mantener el orden durante las marchas convocadas para la tarde de este sábado por ambos bandos.
«Lo que hace la Policía Nacional es garantizar el orden público y, sobre todo, cuidar la seguridad de las personas», dijo el ministro del Interior, José Elice.
Fujimori viene denunciando «irregularidades» en su contra en el balotaje presidencial del 6 de junio, pero sin presentar pruebas concluyentes. El escrutinio final dio una ventaja de 44.000 votos a su rival izquierdista.
El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) avanza lentamente para dirimir los pedidos de impugnación de miles de votos y mesas de sufragio, presentados principalmente por la candidata derechista, antes de proclamar al vencedor. No hay una fecha perentoria para esta decisión.
Colectivos, asociaciones civiles y de derechos humanos, así como partidos políticos de izquierda, convocaron a una «Gran Marcha Nacional» en «defensa» de la victoria de Castillo, que debe partir la tarde del sábado desde la emblemática Plaza Dos de Mayo del centro de Lima.
Movilizaciones similares fueron convocadas en provincia, donde Castillo obtuvo mayor votación que en Lima, el bastión electoral de la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori.
Paralelamente el partido fujimorista Fuerza Popular convocó a una tercera marcha denominada «Respeta mi voto», que parte casi a la misma hora que la de Castillo desde el Campo de Marte. Dos kilómetros de distancia separan a ambas manifestaciones.
Fujimori anticipó que acudiría al mitin del Campo de Marte, pero no hay seguridad de que Castillo asista a la marcha de los colectivos de izquierda.
Llamados a anular comicios –
El maestro de escuela rural de Cajamarca (norte) se siente seguro de su victoria y no ha participado en manifestaciones en las calles. Pero algunas noches ha hablado ante sus seguidores desde un balcón de la sede de su partido en Lima.
El conteo del órgano electoral (ONPE), que llegó el martes al 100% de mesas, otorgó a Castillo el 50,12% de los votos sobre el 49,87% de Fujimori.
Ambos órganos electorales están bajo fuego de los sectores más radicales que apoyan a Fujimori, que temen que la revisión de las impugnaciones por parte del JNE no impida un triunfo de Castillo.
La tensión se elevó esta semana luego de que políticos de derecha radical y militares retirados pidieran la anulación de las elecciones, un último recurso para evitar que Castillo sea el nuevo presidente.
El presidente interino Francisco Sagasti rechazó el viernes un llamado de militares jubilados para que las Fuerzas Armadas impidan que Castillo sea eventualmente proclamado ganador.
«En una democracia las Fuerzas Armadas no son deliberantes, son absolutamente neutrales y son escrupulosamente respetuosas de la Constitución», expresó Sagasti, quien debe traspasar el mando al nuevo presidente el 28 de julio.
El mandatario saliente llamó a no poner «en peligro» a la democracia, que «nos ha tomado mucho tiempo y esfuerzo construir […] a lo largo de nuestros turbulentos 200 años de vida republicana».
«Estamos en pandemia» –
La jefa de Gabinete, Violeta Bermúdez, instó el viernes a evitar las aglomeraciones durante las marchas, recordando que el país todavía enfrenta la pandemia de covid-19.
«Es importante recordar que estamos en estado de emergencia [sanitaria]. No debería convocarse a ninguna marcha, estamos en pandemia», declaró Bermúdez a la radio RPP.
Aunque los contagios están bajando, Perú acumula más de dos millones de contagios y 190.000 muertos.
Fujimori ha insistido en denunciar fraude desde que Castillo pasó adelante en el escrutinio, sin aportar pruebas contundentes. En cambio, los observadores electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) dijeron que la votación fue limpia, sin «graves irregularidades».
La indefinición electoral y temores a un triunfo de Castillo han causado volatilidad en el mercado cambiario peruano y sobresaltos en el bursátil.