Sao Paulo (AFP) – En 1918 la gran gripe se interpuso entre la Copa América y Brasil. Entonces, la dolencia obligó a postergar el campeonato en un país ya enamorado del fútbol. Ahora, poco más de un siglo después, el balompié se impone sobre una nueva pandemia.
«¡Socorro!», «Desidia criminal del gobierno», «No hay médicos, no hay remedios», «¡Rio es un vasto hospital!»… Los titulares del extinto periódico carioca Gazeta de Notícias exponían los estragos de la llamada gripe española en Brasil, un mes antes del comienzo del Campeonato Sudamericano de Selecciones, como se conoció a la Copa América hasta 1975.
Frases similares se han repetido desde febrero de 2020, cuando se detectó el primer caso de coronavirus en el gigante latinoamericano, en medio de una gestión caótica del gobierno de Jair Bolsonaro para enfrentar la nueva neumonía, que deja más de 467.000 muertos.
Hace 103 años el gobierno brasileño le dio un portazo al torneo internacional, en el marco de una enfermedad que entre 1918 y 1919 mató a 50 millones de personas en todo el mundo, según algunas estimaciones.
Hoy, tras las salidas de Argentina y Colombia, las sedes originales de una competición que debió disputarse el año pasado, Brasil le extiende la mano pese a críticas de adentro y afuera por el temor a una tercera ola, la lentitud en la vacunación, la llegada de nuevas variantes y el relajamiento de las restricciones.
«Aterraba la velocidad de contagio» –
Para 1918 la semilla del fútbol ya germinaba en Brasil pese a las miradas recelosas de las clases altas, embriagadas por las regatas y las carreras de caballos.
El país estaba a cargo de la tercera edición del Campeonato Sudamericano de Selecciones. El Estádio das Laranjeiras, casa del Fluminense, en Rio de Janeiro, fue adecuado como la única sede de un torneo en el que participarían Brasil, Argentina, Chile y Uruguay.
La competición estaba prevista para comenzar el 10 de noviembre, dos meses después de que Brasil detectó el primer caso de ‘gripe española’, llamada así por el alto número de casos en España y surgida en el epílogo de la Primera Guerra Mundial.
«Aterraba la velocidad de contagio y el número de personas afectadas (…) Lo terrible no era la cantidad de bajas, sino que no hubiera quién fabricara ataúdes, quién los llevara al cementerio, quién abriera las tumbas y enterrara a los muertos», escribió el historiador Pedro Nava, testigo de aquella pandemia en Rio, según recoge un artículo de la prestigiosa Fundación Fiocruz.
Las autoridades, que en un inicio se negaron a cerrar los puertos, vitales para la economía, llamaron a los ciudadanos a quedarse en casa, principalmente en las noches, y comercios y colegios bajaron las puertas, cuenta a AFP Joao Malaia, profesor de historia de la Universidad Federal de Santa María.
Futbolistas muertos –
Los campeonatos de fútbol, sin embargo, tardaron más en suspenderse. Incluso hay registros periodísticos de futbolistas que jugaron enfermos. A otros, como el británico Archibald «Archie» French, atacante del ‘Flu’, y João Cantuária, ídolo del São Cristóvão, los venció la dolencia.
«El fútbol se detuvo en el momento en que el pico de muertes comenzó a ser crítico, pero hubo muchas reclamaciones» por no haber parado antes, explica Malaia.
La primera muerte en Rio, agrega el experto, se registró un mes antes del comienzo del torneo. A dos semanas del pitazo inicial, la Confederación Brasileña de Deportes pidió el aplazamiento debido al empeoramiento de aquella pandemia.
Entre octubre y diciembre, el 65% de los cerca de 30 millones de brasileños se enfermaron. En Rio se registraron 14.348 muertes y en Sao Paulo otras 2.000, según el texto de Fiocruz.
«Muchos cayeron cerca de la acera, con la cara pegada al desagüe. Y se quedaban ahí, tendidos», escribió el influyente periodista y escritor Nelson Rodrigues en una crónica publicada por el diario Globo en febrero de 1971.
El Campeonato Sudamericano se postergó, aunque hubo tentativas de parte de un dirigente uruguayo, Héctor Gómez, de disputarlo en Uruguay durante el periodo pactado inicialmente para evitar «perjuicios económicos» de las selecciones, que ya estaban concentradas preparando la competición, señala Malaia.
La propuesta provocó malestar en Brasil y el torneo, que en la época se jugaba en formato de liga, se disputó en mayo de 1919, en momentos en que la pandemia estaba «mucho más controlada», precisa el especialista.
Concentrado sólo en el fútbol, el delantero Arthur Friedenreich, del Paulistano, guió a la ‘Selecao’ a la primera de las nueve Copa América que decoran su vitrina.