Roma (AFP) – El presidente de Argentina, Alberto Fernández, se reunió este viernes en Roma por primera vez cara a cara con la búlgara Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), un encuentro «constructivo» para la renegociación de la inmensa deuda con este organismo.
La reunión, que duró una hora media, no estaba prevista en la agenda oficial del mandatario sudamericano y fue organizada la víspera en Italia, en el último día de su gira europea.
«Fue una reunión muy constructiva. Fue muy gratificante reunirme por primera vez en persona con Alberto Fernández», aseguró Georgieva en una breve declaración a la prensa al término del encuentro en el hotel donde se aloja la comitiva presidencial.
«Hablamos de la situación de Argentina y América Latina. Nuestros equipos continuarán trabajando para llegar a un programa», precisó.
El mandatario argentino logró esta semana el apoyo de cuatro países, Portugal, España, Francia e Italia, además del respaldo simbólico del papa Francisco, para sus gestiones ante el FMI con el fin de eliminar o reducir las sobretasas de interés que aplica el organismo de crédito.
«La vocación es encontrar un acuerdo lo más rápido posible, aseguró por su parte Fernández en declaraciones a la prensa.
Al término de la jornada, el FMI reiteró en un comunicado que tomó nota «de la solicitud del presidente Fernández de reformar la política de sobrecargos del FMI».
«Nos comprometimos a continuar trabajando juntos en un programa respaldado por el FMI que pueda ayudar a Argentina y a su gente a superar los desafíos, fortaleciendo la estabilidad económica, protegiendo a los más vulnerables y sentando las bases para un crecimiento más sostenible e inclusivo», subraya la entidad.
El presidente peronista se presentó ante el FMI fortalecido, ya que los cuatro mandatarios europeos se manifestaron a favor de que Argentina negocie con la entidad otro tipo de acuerdo para el pago de las obligaciones contraídas.
Entre los temas que Argentina quiere debatir figura la reducción de las sobretasas y extender los plazos.
«No podemos pensar en un acuerdo que exija mayores esfuerzos al pueblo argentino», advirtió el mandatario.
La reunión además fue posible gracias a la participación de Georgieva, junto con la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, en un seminario organizado por el Vaticano bajo el lema «Soñando un futuro mejor».
Argentina debe devolver en los próximos tres años casi la totalidad de los casi 45.000 millones de dólares que el FMI prestó al anterior gobierno liberal de derecha de Mauricio Macri (2015-2019) para evitar en 2018 un colapso financiero y un default de los principales bonos estatales en dólares.
También debe enfrentar este año un vencimiento por 2.400 millones de dólares con el Club de París.
Todos compromisos difíciles de cumplir en plena pandemia de coronavirus, con cifras récord en contagios y fallecimientos.
El apoyo valioso del papa –
El avance de las conversaciones con la entidad deberá repercutir en el Club de París, de manera que pueda postergar el pago a esa entidad, compuesta por 22 países, entre ellos Francia, Alemania y Japón.
Durante su periplo europeo, Fernández ha asegurado que la deuda heredada es «impagable» para Argentina, en recesión desde hace tres años, situación agravada por la pandemia, que se agudizó en la últimas semanas por una segunda ola de casos de covid-19.
El encuentro con el FMI fue precedido por una gira técnica realizada a mediados de abril por el ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, con el fin de construir apoyos en Europa y el Vaticano.
Paralelamente Guzmán mantuvo este viernes un encuentro con la directora adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, encargada del caso.
El «optimismo» reinaba entre la delegación argentina, que regresa este mismo viernes a Buenos Aires.
Entre los apoyos valiosos obtenidos figura el del papa Francisco, quien recibió el jueves por casi media hora a Fernández en audiencia privada.
Sumamente preocupado por la situación social de su país, el pontífice argentino en varias ocasiones ha pedido reducir o condonar la deuda externa, especialmente la de los países más pobres.
Para muchos observadores la reunión entre el presidente y la directora del FMI forma parte de la llamada diplomacia «silenciosa» de Francisco, quien batalla desde el Vaticano a favor de una «nueva arquitectura financiera internacional» para abordar las alarmantes desigualdades desatadas por la pandemia.