Caracas (AFP) – El gobierno de Venezuela anunció este sábado, día del Trabajador, un aumento del salario mínimo de casi 300%, que sin embargo no alcanza para un kilo de carne, en medio de la galopante hiperinflación.
El 1 de mayo se celebró en el país sudamericano con concentraciones del chavismo y de la oposición, en medio de una segunda ola de la pandemia de covid-19, que ha disparado los casos y desbordado los hospitales.
«Estuve pariendo recursos… para decretar el aumento del 289%, que he decretado con beneficios desde abril», dijo el presidente Nicolás Maduro en una alocución posterior a las movilizaciones que sus seguidores hicieron en Caracas y otras ciudades. «Estamos empeñados en recuperar el ingreso».
Más temprano, su ministro del Trabajo, Eduardo Piñate, precisó que el salario mínimo será de 7 millones de bolívares, equivalente a 2,5 dólares, que se complementa con un bono de alimentación de «3 millones de bolívares, para llegar a un «ingreso mínimo de 10 millones de bolívares».
El gobierno de Maduro había dejado de anunciar los aumentos al salario con bombos como en la era de su predecesor Hugo Chávez. De hecho, el último vigente -de 1,8 millones de bolívares, junto a un bono de alimentación de la misma cantidad- no fue siquiera publicado en Gaceta Oficial.
«Sueldo que aguante» –
Estos 10 millones de bolívares son insuficientes para recuperar el poder adquisitivo de los venezolanos, que sufren la peor crisis en la historia moderna de su país.
El total del nuevo ingreso mínimo se queda corto para comprar un kilo de carne, de 3,75 dólares, en una economía dolarizada, que transita su cuarto año de hiperinflación y octavo en recesión.
Un cartón de 30 huevos por ejemplo, vale 11 millones de bolívares, lo mismo que un kilo de queso, por encima del ingreso mínimo.
Estos montos pueden aumentar en los comercios de las zonas acomodadas de Caracas, con precios reflejados en dólares, la moneda de facto, manejada no solo por comerciantes formales, sino en la economía informal que se ha disparado por la misma pulverización del poder adquisitivo.
No hay cifras de cuántos en Venezuela ganan un sueldo mínimo -además de unos 4 millones de pensionados-, pero expertos coinciden en que quienes lo reciben se ven forzados a buscar otros ingresos en la llamada economía del «rebusque».
«Sin confianza no va a haber inversión privada», dijo por su parte el líder opositor Juan Guaidó en un acto por el 1 de mayo en Barquisimeto (Lara, oeste).
«Sin inversión privada no va a haber empleo, sin empleo no va a haber salario, ni sueldo que aguante y por eso estamos hoy 1 de mayo en la calle», añadió el dirigente reconocido como presidente encargado de Venezuela por Estados Unidos y otro medio centenar de países.
«Especulación criminal» –
Para el economista César Aristimuño, el aumento del salario mínimo decretado este sábado «no es la mejor noticia para un 1 de mayo».
«Si bien es cierto que genera un pequeño aliciente para muchos venezolanos, al final lo que vamos a ver es una mayor alza de precios, lamentablemente», explicó el experto a la AFP.
«Mientras no generemos una política industrial, social, económica de crecimiento, será muy difícil que a través del salario vayamos a dar poder de compra a los venezolanos», añadió. «No hay forma de perseguir la inflación en una economía hiperinflacionaria a través del aumento del sueldo y salario».
Maduro, que se ha referido a la dolarización como una «válvula de escape» a la crisis, prometió «recuperar al más alto nivel el salario» y pidió a su gobierno «ubicar las fórmulas para combatir la especulación criminal», sin dar más detalles.
Ya en otras oportunidades, el gobierno de Venezuela ha fijado controles de precios y aplicado férreas fiscalizaciones a los comerciantes que en el pasado terminaron incluso en arrestos a gerentes de supermercados.