Nunca me ha fallado». «Está al lado de Dios, haciendo sus milagros». «Todos los días le rezo». Millones de fieles en Venezuela esperaron por décadas el momento: «El médico de los pobres», José Gregorio Hernández, venerado como santo en este país, fue beatificado este viernes.
«Con nuestra autoridad apostólica concedemos que el venerable siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros, fiel laico, experto en la ciencia y excelente en la fe (…), de ahora en adelante sea llamado beato», dijo el nuncio apostólico, Aldo Giordano, en un pequeño acto en la capilla de un colegio de Caracas.
«¡Viva José Gregorio!», clamaron los presentes, mientras se revelaba un mosaico del «siervo de Dios» con su icónico traje negro, bata de médico y estetoscopio, y una aureola en la cabeza.
Solo 150 personas asistieron al acto de beatificación de José Gregorio Hernández (1864-1919), cerrado al público por la pandemia de covid-19, que desborda hospitales en Venezuela con una virulenta segunda ola. Las vías de acceso hacia el colegio La Salle La Colina fueron cerradas por policías y militares.
Sin embargo, decenas de devotos acudieron a sitios emblemáticos del culto al nuevo beato.
Miles claman en Venezuela haber sido salvados por él, pero no fue hasta junio de 2020 que el papa Francisco firmó el decreto de beatificación tras aprobar «el milagro» de Yaxury Solórzano, quien a los 10 años sobrevivió en 2017 a una herida de bala muy grave. Había sido declarado venerable 35 años atrás.
«Sentí emoción, tranquilidad, paz», declaró a la televisión estatal Yaxury, vestida con un liqui-liqui blanco (traje tradicional venezolano), tras el acto de beatificación.
«Ya él es santo» –
En el centro de Caracas sonaban las campanas de la iglesia de La Candelaria, sitio de reposo de Hernández desde 1975 hasta octubre del año pasado, cuando fue exhumado para la beatificación. Una estatua fue develada este viernes en el patio de ese templo, donde decenas de creyentes se congregaron desde temprano.
«Desde muy pequeña oí en la casa hablar siempre del doctor José Gregorio Hernández» y «nunca me ha fallado», relató allí María Valera, educadora jubilada de 64 años natural de Trujillo (oeste), región en la que nació el beato.
«Ya él, para mí, es santo hace años y está al lado de Dios, haciendo sus milagros», exclamó por su parte Brileidis Pérez, de 31 años.
En la esquina donde falleció Hérnandez, en La Pastora, creyentes pusieron flores junto a un mural enmarcado con la bandera de Venezuela.
Un grupo de vecinos y comerciantes de la zona restauraron con pintura y yeso una vieja estatuilla. «Todos los días le rezo», aseguró uno de ellos, Nike Contreras, de 56 años.
Devotos peregrinaron unos 12 km hasta Isnotú, el pueblo natal de Hernández, para dejar flores en monumentos en honor al beato, según reportes de prensa.
Tres venezolanos habían sido declarados beatos por la Iglesia Católica antes que el «médico de los pobres» -las religiosas María de San José, Candelaria de San José y Carmen Rendiles-, pero ninguno santo.
«Providencial» –
Con 30 millones de habitantes, Venezuela registra más de 2.000 muertes por covid-19 y 200.000 contagios según las cifras oficiales, cuestionadas por la oposición y oenegés que denuncian un elevado subregistro, evidenciado en hospitales desbordados y múltiples pedidos de ayuda económica en redes sociales para costear tratamientos.
Que la beatificación se produzca en plena pandemia le da un aura singular al acto, pues a Hernández le tocó combatir la gripe española hace poco más de un siglo.
«Parece providencial celebrar la beatificación de un médico en medio de una pandemia que afecta a toda la humanidad (…), que el beato José Gregorio interceda para que el acceso a las vacunas se logre juntos, sin divisiones, sin resistencias», dijo el nuncio en su homilía.
En la ceremonia se bendijo un microscopio, introducido en Venezuela por Hernández, así como reliquias, una de ellas llevada por Yaxury, que serán entregadas a los obispos de todas las diócesis del país.
Giordano presidió el acto en ausencia del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, que canceló su viaje por el covid-19.
El papa Francisco dijo el jueves que esperaba que la beatificación ayude a la «reconciliación» de Venezuela, país golpeado por una grave crisis política y económica, y a «producir entre todos la respuesta del bien común tan necesitada para que el país reviva, renazca después de la pandemia».