Washington (AFP) – El gobierno de Joe Biden anunció el martes el lanzamiento de una operación contra redes trasnacionales de tráfico de migrantes, cuando Estados Unidos enfrenta una llegada récord de indocumentados a su frontera con México.
La «Operación Centinela», en la que participan el FBI y la DEA, entre otras agencias gubernamentales, apunta a impedir que los traficantes se beneficien de las ganancias que obtienen por la trata de personas, explicaron autoridades.
«Las medidas que tomaremos en los próximos meses mejorarán la seguridad de la frontera de Estados Unidos y ayudarán a salvar las vidas de migrantes vulnerables», dijo a periodistas el secretario del Departamento de Seguridad Interior (DHS), Alejandro Mayorkas.
Para esto, explicó, el DHS y sus socios nacionales e internacionales usarán todas las herramientas disponibles para identificar a quienes participan o facilitan el contrabando de personas y tomarán medidas en su contra, incluidas sanciones.
Mayorkas dijo que se prevé revocar visas y otros documentos de viaje, suspender e inhabilitar entidades comerciales y congelar cuentas bancarias y otros activos que los miembros de estas organizaciones tengan en Estados Unidos.
«El objetivo es interrumpir todas las facetas de las redes logísticas de estas organizaciones criminales», enfatizó.
En la «Operación Centinela» participan agencias del DHS, como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), así como el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Administración para el Control de Drogas (DEA).
El titular interino del CBP, Troy Miller, acusó a los traficantes de migrantes de agresiones sexuales, trata de personas y abandono de niños pequeños y mujeres sin agua ni comida en lugares remotos y de clima extremo.
Dijo que sólo el año pasado, unos 250 menores murieron durante el viaje a Estados Unidos, y que en 2019 los agentes que patrullan la frontera suroeste encontraron al menos 300 restos humanos no identificados, el mayor número desde 2016.
«Sabemos quiénes son y vamos a por ustedes. Les quitaremos todo lo que podamos. Este es sólo el comienzo», prometió.
En contraposición con la dura política antinmigración de su predecesor Donald Trump, Biden apuesta a gestionar la migración de una manera «eficaz, segura y humana», con un plan integral en cooperación con México y los países centroamericanos, origen de la mayoría de indocumentados.
Más de 172.000 migrantes irregulares, incluidos casi 19.000 menores no acompañados, fueron detenidos en marzo en la frontera sur de Estados Unidos, un alza del 71% en un mes y el nivel más alto en 15 años.
El lunes, tras una reunión virtual entre la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, y el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, el canciller guatemalteco, Pedro Brolo, dijo que su país recibirá asesoramiento sobre seguridad fronteriza de funcionarios del DHS.