Washington (AFP) – La cantidad de migrantes indocumentados detenidos en la frontera sur de Estados Unidos subió un 71% en marzo con respecto al mes anterior, sumando 172.331 personas, un máximo en 15 años que plantea un creciente desafío para el gobierno de Joe Biden.
El número de menores no acompañados registró un aumento del 100% en un mes, al sumar más de 18.890 niños, según los datos publicados este jueves por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
Esos menores, admitidos en territorio estadounidense, representan un creciente desafío logístico para el gobierno, que tiene que albergarlos mientras espera reunirlos con algún familiar en el país.
El miércoles las autoridades informaron que tenían a su cargo a 20.000 niños migrantes no acompañados, 4.228 a cargo de la CBP y 16.045 bajo custodia del Departamento de Salud (HHS).
Para hacer frente al alza de estas cifras, el gobierno ha habitado bases militares y otros recintos para albergarlos.
Las cifras en la frontera «han estado al alza desde abril de 2020 debido a razones que incluyen la violencia, los desastres naturales, la inseguridad alimentaria y la pobreza en México y en los países del Triángulo Norte de América Central», indicó la patrulla fronteriza.
«Esto no es algo nuevo», afirmó Troy Miller, comisario interino de CBP.
El congresista republicano por Texas Roger Williams dijo que es «una tragedia que niños tan pequeños como de tres años estén intentando realizar un viaje largo y peligroso solos».
«El gobierno de Biden debe adoptar acciones urgentes a medida que la crisis en la frontera sigue poniendo en peligro a los niños», indicó.
– La mayoría de los migrantes son expulsados –
La mayoría de los migrantes provienen de México y Honduras, El Salvador y Guatemala y, según la CBP, hay una creciente tendencia a la migración en grupos.
De acuerdo con las autoridades, un 60% de los migrantes que llegaron a Estados Unidos en marzo -103.900 personas- fueron expulsados. De ellos, 28% eran migrantes que ya habían sido deportados del país.
Los altos funcionarios del gobierno de Biden afirmaron en una conferencia de prensa que esta alza es temporal y responsabilizaron al gobierno anterior por desmantelar la infraestructura federal para procesar a los indocumentados.
«Nadie debería tener la expectativa de que esto puede solucionarse de la noche a la mañana», indicó un alto funcionario que habló bajo condición de anonimato. «El presidente tiene un plan», indicó el alto cargo.
Biden afirma que este aumento de las migraciones es estacional y aseguró que habrá una caída, pero los patrones de años anteriores muestran que estos picos no ceden hasta que el clima en el desierto se vuelve extremo en los meses de mayo y junio.
El miércoles, la vicepresidenta Kamala Harris -encargada de trabajar con México, Guatemala, El Salvador y Honduras para abordar las causas fundamentales de la afluencia de migrantes a Estados Unidos- habló con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador afirmó que «existe disposición» por parte de México para sumar voluntades en el combate al tráfico de personas y protección de los derechos humanos. Sin embargo, el mandatario ha insistido en que la migración irregular sólo va a detenerse cuando se atiendan las causas que la propician.