Bogotá (AFP) – El gobierno colombiano dijo este lunes que pretende reactivar cuanto antes las fumigaciones de narcocultivos, fuente de disputa y financiación de los grupos armados que han agitado la violencia con múltiples matanzas en las últimas semanas.
«Reiniciar la aspersión aérea es absolutamente indispensable», afirmó el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, en un rueda de prensa con el alto mando militar.
Colombia, el mayor productor mundial de cocaína, desistió de este tipo de vuelos en 2015 por decisión del entonces presidente Juan Manuel Santos.
El exmandatario atendió una advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que clasificó el glifosato -el herbicida empleado contra los plantíos ilegales- como «posiblemente» cancerígeno.
La justicia condicionó luego su reanudación al diseño de un plan oficial que minimice el efecto adverso de las sustancias químicas utilizadas en las aspersiones.
Las fumigaciones son rechazadas por campesinos que derivan su sustento de esta actividad y por ambientalistas, que alegan su impacto sobre los cultivos tradicionales y fuentes de agua, pero el gobierno defiende su aplicación por considerarlo el único método eficaz contra los narcocultivos.
Según el ministro Holmes Trujillo, en las próximas semanas las autoridades esperan cumplir con los requisitos finales para retomar las aspersiones aéreas.
El 1 de septiembre se llevará a cabo una audiencia ambiental como «último paso» antes de que el órgano encargado de la política antinarcóticos dé su visto bueno al plan de fumigaciones del gobierno, explicó.
«El sector Defensa está listo para poner en marcha inmediatamente el programa, una vez se concluya con el cumplimiento de todos los requisitos establecidos por la Corte Constitucional», insistió.
Presionado por el deterioro de la seguridad, el gobierno de Iván Duque ha apuntado al narcotráfico como responsable de la reactivación de la violencia en varios puntos, en el marco de la semiparálisis por la pandemia.
La ONU ha documentado más de 30 matanzas en lo corrido de este año.
Solo entre viernes y sábado se reportaron 17 muertos en tres masacres, y la cifra aumenta a por lo menos 36 víctimas desde el 11 de agosto, según autoridades.
Además del narcotráfico, diversos grupos armados se financian con las rentas de la minería ilegal y libran una sangrienta disputa por el control de territorios claves para la producción y tráfico de la droga que se consume principalmente en Estados Unidos y Europa.
Colombia tiene unas 154.000 hectáreas sembradas con la planta de la que se extrae la cocaína, según un informe de la ONU de 2019.
Durante el gobierno Duque, en el poder desde 2018, la cantidad de hectáreas sembradas se redujo en comparación con el pico de 171.000 en 2017, pero la capacidad de producción se mantuvo estable.