La Paz (AFP) – El anhelo de prosperidad, salud y paz llevó el viernes a miles de bolivianos a participar en el inicio de la fiesta Alasita, que en aymara quiere decir ‘cómprame’, y en la que se acostumbra adquirir todo tipo de miniaturas, con el sueño de que se hagan realidad.
Pequeñas casas, edificios, automóviles, motocicletas de metal, yeso o madera son algunos de los objetos que se venden en la festividad. También se ofrecen copias de billetes bolivianos, dólares o euros en dimensiones reducidas.
El único propósito es que durante el año los haga realidad el dios de la abundancia «Ekeko», representado en la figura de un enano, rechoncho y bigotudo.
También se realizan rituales a cargo de chamanes por la salud o para obtener algún logro personal, como una profesión.
Durante el inicio de la fiesta, los esposos Miriam y Erice Acosta acudieron para someterse a un ritual por la salud.
El sacerdote aymara realizó sus rogativas, en voz baja, e hizo sonar una pequeña campanilla, mientras amarraba las muñecas de cada uno y por separado, con una delgada pita.
«Hemos hecho un pedido por salud, hemos tenido un accidente y queremos que se mejore la salud», dijo la mujer a la AFP.
La turista peruana Leonor Marín se compró una casa de yeso de varios pisos y manifestó su sorpresa por la cantidad de productos en miniatura que hay.
«Vengo por primera vez, soy turista, y esto no lo he visto en mi país», asegura.
La tradición dice que adquirir algún bien al mediodía del 24 de enero atrae la suerte. A esa hora es enorme el bullicio por comprar algo.
A medio día, durante la inauguración, hubo un acto oficial, del que participaron la presidenta en transición, Jeanine Áñez, y el alcalde de la ciudad, Luis Revilla.
El alcalde dijo que la festividad debería aprovecharse para hacer «un pedido de unidad y de confraternidad».
Áñez, quien asumió la presidencia en noviembre, tras la renuncia de Evo Morales, por una fuerte convulsión social, ponderó que los habitantes de La Paz hayan mostrado una lucha contra el exmandatario, a quien llama «dictador».
«La paz siempre le gana a la violencia», aseguró.
La festividad se prolonga por casi un mes, se practica en casi todo el país, y se tienen similares celebraciones por migrantes bolivianos en otros países, como el norte argentino y los Andes peruanos.