México (AFP) – Activistas mexicanos y los familiares de nueve mujeres y niños mormones masacrados en noviembre en el estado de Sonora, en el norte de México, convocaron este jueves una caravana por la paz y la justicia en el país, azotado por una ola de violencia criminal.
El escritor y activista Javier Sicilia, que ya organizó una caminata similar después del asesinato de su hijo en 2011, convocó a los participantes el 23 de enero en Cuernavaca, en el centro del país, para caminar tres días hasta Ciudad de México, donde esperan ser recibidos por el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Sicilia criticó las medidas que ha tomado el mandatario izquierdista para frenar la violencia y la ausencia de justicia para las víctimas.
«Las grandes ausentes en este primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador siguen siendo la verdad y la justicia», señaló en rueda de prensa.
México ha registrado cerca de 275.000 asesinatos desde que en 2006 el entonces presidente Felipe Calderón lanzara una ofensiva militar contra el narcotráfico.
Según cifras recientes del gobierno, el número de desaparecidos en ese tiempo supera las 61.000 personas.
Julián LeBarón, familiar de una de las mujeres asesinadas en el estado de Sonora, en el norte del país, arremetió contra la impunidad de los crímenes en México e hizo un llamado a la movilización ciudadana para revertir esta situación.
«Creo que hemos ignorado nuestra responsabilidad y nuestro deber como padres de familia y ciudadanos durante demasiado tiempo y hemos permitido que los asesinos, los ladrones y los corruptos se adueñen de nuestros espacios», manifestó LeBarón, un portavoz de su comunidad.
Siete personas ya han sido detenidas por su participación en la masacre, perpetrada el 4 de noviembre por presuntos integrantes del cártel de drogas La Línea es una zona remota entre los estados de Sonora y Chihuahua.
Según las autoridades mexicanas, los asesinatos fueron resultado de una confusión, aunque las familias afectadas, que tienen doble nacionalidad mexicano-estadounidense, rechazan esta versión y consideran que fue un ataque directo.
Los activistas convocantes de la caravana, entre los que hay organizaciones sociales y de víctimas, dicen que esperan una adhesión ciudadana masiva y confían en ser recibidos en el Palacio Nacional, sede del Ejecutivo, por López Obrador el 26 de enero, tras una caminata de unos 70 kilómetros.