Bogotá (AFP) – Colombia sigue siendo el principal cultivador mundial de hoja de coca, pese a una leve reducción del 1,2% en 2018 en los sembradíos de la materia prima de la cocaína, informó este viernes la ONU.
«El área sembrada con coca a corte del año pasado tuvo una ligera reducción al pasar de 171.00 hectáreas (en 2017) a 169.000 hectáreas», dijo el representante en Colombia de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Pierre Lapaque, desde la presidencial Casa de Nariño en Bogotá.
La disminución rompe con la tendencia creciente que registraba Colombia desde 2014, cuando saltaron a 69.000 hectáreas cultivadas frente a 48.000 en 2013, y que en 2017 llevó a un alza récord en narcocultivos y producción de cocaína.
Sin embargo, «Colombia aún está en los niveles de cultivo de coca más altos» desde que Naciones Unidas inició las mediciones en 2001, agregó Lapaque, tras presentarle el informe anual al presidente Iván Duque.
El reporte completo será divulgado la próxima semana.
El mandatario conservador celebró que se haya quebrado la «tendencia de crecimiento exponencial» de los narcocultivos, de la que responsabiliza a la estrategia antidrogas de su antecesor Juan Manuel Santos.
«No solamente se celebra haber parado ese crecimiento exponencial y haber logrado una reducción sino también lo que esto trae como beneficios al país frente a lo que era una tendencia alarmante y grave», afirmó.
Tanto Duque como Lapaque atribuyeron la baja a la «estrategia integral» gubernamental, que incluye erradicación, sustitución, persecución a narcos y prevención del consumo.
«Aquí no se trata de que una sola herramienta sea la bala de plata, se trata de la combinación de todas para que Colombia sea un país libre de esta amenaza a la seguridad, al medioambiente y al entorno social», apuntó el mandatario.
– Más concentrados –
Lapaque apuntó que hubo un «efecto de compensación» que explica que la disminución no fuera mayor: mientras que los sembradíos se redujeron en nueve departamentos, hubo incrementos en regiones como Bolívar (norte), Cauca (suroeste) y Norte de Santander (frontera con Venezuela).
«Los cultivos de coca cada vez están más concentrados», afirmó el diplomático. El 47% de los sembradíos están ubicados en parques naturales y resguardos indígenas.
El diplomático sostuvo que en las regiones con más concentración, las comunidades son vulnerables ante los grupos narcotraficantes y tienen «restricciones» para su seguridad y desarrollo.
«Hay una profesionalización del cultivo de coca en esas zonas», señaló.
Del lado contrario, destacó que en las regiones con menos hoja de coca sembrada ha habido señales de mejoría, pues el 54% de los cultivos en esas áreas mostraron tendencias a la baja.
«Ocho departamentos tienen menos de 100 hectáreas, si esos departamentos implementan estrategias es factible que logren eliminar la actividad en su territorio en mediano plazo», reseñó Lapaque.
– Presión de EEUU –
Duque, que ha apostado por una política más dura contra las drogas, achaca el alza récord de narcocultivos a la estrategia de Santos, que combinaba la eliminación manual de plantaciones con acuerdos de sustitución voluntaria con los campesinos cocaleros consagrados en el pacto de paz con la exguerrilla FARC.
Presionado por Estados Unidos, Duque busca luz verde para volver a las fumigaciones aéreas con glifosato para contener el crecimiento de los cultivos ilegales, que financian a los grupos armados que controlan extensas zonas del territorio colombiano.
Las aspersiones fueron suspendidas durante el gobierno de Santos en 2015 por sus potenciales daños a la salud humana y el medioambiente.
El gobierno sigue usando el glifosato de manera manual e informó de la erradicación de 66.000 hectáreas desde que Duque asumió el poder, en agosto de 2018, hasta el 31 de mayo.
A partir de su propia medición, Washington informó el viernes pasado que en 2018 los narcocultivos en Colombia se redujeron por primera vez desde 2012, pasando de 209.000 a 208.000 hectáreas.
Colombia produce cerca del 70% de la cocaína que circula en el mundo y Estados Unidos, que desde hace cuatro décadas le ha dado recursos millonarios para combatir el narcotráfico, es su principal consumidor.
Al país andino lo siguen Perú y Bolivia como principales cultivadores de hoja de coca.