Managua (AFP) – La policía nicaragüense y un grupo de manifestantes contrarios al Gobierno de Daniel Ortega se enfrentaron el domingo en las afueras de la Catedral de Managua, donde se celebró una misa por la excarcelación de cientos de opositores.
«¡Asesinos!», gritaron los jóvenes a los agentes, quienes trataron de dispersar la protesta con granadas aturdidoras y balas de goma. Los manifestantes respondieron con piedras y cohetes artesanales.
El enfrentamiento, que duró cerca de media hora y no dejó heridos, se produjo después de que los opositores participaran ataviados con gorros, pañoletas y camisas del color de la bandera nacional, en una misa para agradecer la liberación de cientos de opositores en virtud de una reciente amnistía.
Posteriormente, los manifestantes continuaron con su protesta en el atrio de la catedral.
«¡Ortega, escucha, seguimos en la lucha!», «¡Libertad, justicia!», «¡Pueblo únete!», vitorearon los opositores, muchos con el rostro cubierto con máscaras o pañoletas por temor a ser identificados por la policía.
Al menos 492 opositores que estaban presos o en arresto domiciliario por participar en las protestas antigubernamentales el último año fueron liberados con una polémica ley de amnistía aprobada por el oficialismo el pasado 8 de junio.
«Salí más fuerte de la cárcel, no me da miedo, dejen de reprimirnos, necesitamos un cambio en Nicaragua», demandó el joven Cristofer Castrillo.
Según la oposición, aún hay más de 80 opositores presos que no fueron beneficiados por la amnistía debido a que el gobierno los considera delincuentes comunes.
«Continuamos esperando la libertad del resto de hermanos que aún son rehenes», afirmó a la AFP el líder campesino opositor Medardo Mairena, quien fue amnistiado tras pasar preso casi un año y condenado a 216 años por delitos vinculados a su apoyo a las manifestaciones.
«Fui torturado duramente, fueron momentos difíciles los que hemos pasado» en la cárcel, dijo Mairena, de 40 años, quien aseguró que están decididos «a continuar con la lucha en las calles».
Al menos 325 muertos, miles de heridos, cientos de detenidos y 62.000 exiliados dejó la represión estatal a las protestas que estallaron en abril del 2018 contra el gobierno de Ortega, quien es acusado por la oposición de instaurar una dictadura.
«Vamos a seguir luchado, no nos vamos a detener», declaró a la AFP el recién liberado dirigente opositor Edwin Carchache, quien viajó a Washington para reunirse con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) después de asistir a la misa.
Durante la eucaristía, el padre Luis Herrera elevó plegarias por los opositores liberados y por los que aún están en la cárcel.
«Vivimos momentos difíciles, de angustia, nada está normal» en Nicaragua, pero «no estamos solos, Dios camina y sufre con su pueblo», animó el sacerdote.
La polémica ley amnistía, además de la liberación de opositores, también cerró la posibilidad de investigar a los represores de las protestas.