Santiago (AFP) – Los trabajadores de la centenaria mina de cobre chilena Chuquicamata inician este viernes una huelga a tres semanas de que su propietaria, la estatal Codelco, comience su fase de explotación subterránea.
Codelco, que produce el 11% del cobre mundial, tiene previsto inaugurar la nueva operación el 3 de julio, para dar paso a la inédita transformación de este emblemático yacimiento a rajo abierto ubicado en el desierto de Atacama, que el pasado año produjo 320.744 toneladas métricas de cobre fino (TMF).
El plan de Codelco quedaría jaqueado con la huelga que a partir de este viernes iniciarán 3.200 de los 4.600 trabajadores tras rechazar una nueva oferta de convenio colectivo presentada por la empresa. La transformación de Chuquicamata implicará la reducción de unos 1.700 puestos de trabajo y los gremios pretenden ser escuchados.
«Chuquicamata paralizará mañana totalmente», dijo a la AFP Cecilia González, presidenta del Sindicato 1.
«Esperamos que siempre, hasta el último minuto, haya una opción de ponerse de acuerdo», dijo este jueves el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.
– No es por plata –
Los trabajadores rechazaron la propuesta de la compañía, que incluía un bono por casi 16.000 dólares más un préstamo por otros 4.000, al no conseguir mejoras en los planes de salud ni para los trabajadores que se quedarán sin empleo cuando entre en operación la explotación subterránea, entre otros puntos.
«Esto no es por plata», explica González, que apunta a que las diferencias radican en la cobertura de salud que exigen para los trabajadores que dejarán la compañía, muchos de ellos con enfermedades crónicas tras décadas de trabajo en el yacimiento.
Si antes todos los trabajadores tenían asegurados de por vida los planes de salud, hoy el máximo ofrecido por la compañía son cinco años para aquellos con enfermedades crónicas, explica González.
Codelco lamentó la decisión de los trabajadores, afirmando que la última oferta «es seria, responsable y realista».
«Hemos trabajado para llegar a acuerdos de mutuo beneficio para la empresa y los trabajadores, tras el objetivo común de mejorar la competitividad de Chuquicamata y sumar más excedentes para el Estado de Chile», dijo en un comunicado.
El plan de transformación, con una inversión de 5.000 millones de dólares, dejará fuera a unos 1.700 trabajadores. Los temores de estos es que otros cientos se vean forzados a dejar la compañía tras la transformación tecnológica. «La transformación se tiene que hacer, pero tiene que ser con nosotros», dice González.
En medio de una caída en el precio del metal -afectado por las turbulencias en el mercado de las materias primas generadas tras la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la cuprífera estatal reportó una caída de sus excedentes de un 31% en el primer trimestre del año.
Esta caída de la producción espera compensarla con la inauguración de «Chuquicamata Subterráneo», que busca extender las operaciones de este centenario yacimiento.
Como una especie de espiral gigante en la montaña, cada vez debía excavarse más profundo para alcanzar el mineral, haciendo necesario seguir extendiendo los sinuosos caminos de entrada y salida del material.
Explotado desde 1915, tiene aún reservas por 1.700 millones de toneladas de cobre, más del 60% de lo extraído hasta ahora, por lo que su nueva fase de operación subterránea asegura una vida útil de otras cuatro décadas.
La antigua mina, en tanto, quedará paulatinamente deshabilitada, aunque se mantendrá una pequeña porción como testimonio histórico de lo que fue su aporte económico a Chile por más de un siglo.
Ya en 2007 se cerró definitivamente el campamento aledaño a la mina donde vivían miles de empleados y sus familias, que fueron trasladados a la vecina ciudad de Calama.
