San Salvador (AFP) – La Iglesia católica de El Salvador pidió este domingo a las autoridades investigar y no dejar impune el asesinato del sacerdote Cecilio Pérez ocurrido el sábado.
«Estamos pidiendo que el caso del asesinato del padre Cecilio sea investigado como corresponde, que no quede esto en la impunidad», señaló en una rueda de prensa el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar.
Pérez, de 35 años, fue asesinado por desconocidos en su habitación de descanso en la parroquia San José La Majada en la ciudad de Juayúa, 87 km al oeste de San Salvador.
«Esperamos que pronto se clarifique el caso y que haya justicia», insistió Escobar en una rueda de prensa al término de la misa dominical en la catedral de San Salvador.
El cuerpo de la víctima, ordenado sacerdote hace 10 años, fue descubierto por un grupo de feligreses que llegó a la parroquia a primera hora del sábado para participar en una actividad eclesial.
«Pedimos enérgicamente a las autoridades, principalmente a la policía y la fiscalía, que pongan todo el esmero posible para dar con los hechores de tan abominable crimen y que de ninguna manera vaya a quedar en la impunidad», dijo en un comunicado el obispo de Sonsonate (oeste), Constantino Barrera.
«La sangre de un abnegado pastor se suma a la de los miles de salvadoreños que cada año son víctimas de esta terrible violencia», consideró Barrera, que encabeza la diócesis a la que pertenecía Pérez.
La Fiscalía General de la República indicó que el religioso fue asesinado a tiros.
El arzobispo de San Salvador explicó que el sacerdote fue acribillado «mientras dormía», y quienes ingresaron al recinto de la iglesia para cometer el crimen lo hicieron «sin forzar las puertas».
De momento las autoridades no tienen pistas sobre los autores del crimen, pese a que la prensa local indicó que pandilleros estuvieron presuntamente implicados en el asesinato, una información descartada por Escobar.
«Se descarta (que el asesinato) haya sido por motivos de extorsión o cosa parecida, se descarta. Se dice que había una nota (de una pandilla) atribuyéndose el crimen, pero eso no es verdad, es como para distraer la atención de las autoridades, no es el modus operandi de las pandillas», aseguró Escobar.
«No es que queramos venganza, pero la justicia es necesaria para el bien de las víctimas y de toda la sociedad. Es preocupante la violencia que sufre nuestro país», insistió el prelado católico salvadoreño.
El Salvador registró 3.340 homicidios en 2018, 15% menos que en 2017, aunque su tasa de 51 asesinatos por cada 100.000 habitantes lo mantiene como uno de los países sin guerra más violentos del mundo.
Las autoridades salvadoreñas señalan a las temidas pandillas como las principales generadoras de violencia en el país.
Las pandillas en El Salvador viven de las extorsiones, venta de droga y otros delitos. Tienen unos 70.000 miembros, de los cuales 16.400 están encarcelados.