Sao Paulo (AFP) – El papa Francisco aceptó este viernes la renuncia de un obispo brasileño sospechoso de malversaciones financieras y de encubrir casos de pedofilia, en un momento en que la Iglesia Católica ha prometido intransigencia con los escándalos sexuales.
La Santa Sede informó en un comunicado de la renuncia del obispo de Limeira (interior de Sao Paulo), Vilson Dias de Oliveira, sin explicar las causas, de acuerdo con su procedimiento habitual.
El prelado, de 60 años y obispo de Limeira desde hace doce, es investigado en su país por sospechas de que protegió a un sacerdote acusado de agresiones sexuales, así como por casos de extorsión y enriquecimiento ilícito, de acuerdo con la prensa brasileña.
Las autoridades investigan si Dias de Oliveira encubrió supuestos abusos cometidos por el sacerdote Pedro Leandro Ricardo, de la vecina localidad de Americana, que fue apartado de sus funciones.
Por otra parte, una investigación preliminar apunta que el obispo habría presionado a párrocos y otros miembros de la iglesia para enriquecerse.
En uno de esos casos, un párroco declaró haber sido presionado para concederle una «donación» de 50.000 reales, para uso personal.
De acuerdo con el portal de noticias G1, el prelado admitió ante los investigadores haber comprado dos bienes inmobiliarios en el litoral de Sao Paulo por un valor superior al millón de reales (250.000 dólares al cambio actual), pero asegura que lo hizo con dinero de su patrimonio familiar y sus ingresos como obispo.
En su carta de dimisión, publicada en el sitio de la diócesis, Vilson Dias de Oliveira cita «ataques contra nuestra Iglesia de Limeira, contra mí y otras parroquias», y dice haber tomado su decisión «por el bien de la diócesis, para que la labor pastoral pueda seguir su curso».
– Medida «sanitaria» –
El prelado fue reemplazado de momento por un administrador apostólico, Monseñor Orlando Brandes, arzobispo de Aparecida, precisó la Santa Sede.
El papa Francisco, confrontado a una serie de abusos sexuales por parte de religiosos que han dañado la imagen de la Iglesia Católica, organizó en febrero una cumbre mundial de obispos sobre ese tema y prometió acciones concretas.
La semana pasada desveló una revisión de la ley canónica obligando ahora a los curas y a otros religiosos a señalar a la Iglesia cualquier sospecha de agresión sexual o acoso, así como los encubrimientos de estos hechos por la jerarquía clerical.
Aceptar la renuncia de Dias de Oliveira «es una medida sanitaria, urgente por parte del papa. La diócesis está destrozada», aunque la comunidad de Limeira recibe la medida con cierto «alivio», dijo a la AFP Fernando Altemeyer Junior, profesor de Ciencia de la Religión de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.
«Esperemos que coloquen un obispo a la altura de las comunidades de la zona», añadió Altemeyer.
Fuera de la catedral de Sao Paulo, algunos fieles recibieron la noticia con cierta resignación.
«Tenemos que rezar por ellos cuando aparece un caso así. No es sólo él. ¿Cuántos problemas serios vemos en el Vaticano? Es porque son seres humanos, que tienen sus debilidades humanas», afirmó a la AFP Odila Lisboa, fiel católica de 84 años.
La Iglesia Católica brasileña ya se ha visto sacudida por escándalos de abusos sexuales en el pasado reciente.
En 2016, el papa aceptó la renuncia del arzobispo de Paraíba (nordeste), Aldo di Cillo Pagotto, investigado por el Vaticano por acoger sacerdotes y seminaristas expulsados por otras diócesis y denunciado por pederastia.
Para Anne Barrett Doyle, de la ONG estadounidense Bishop Accountability (Responsabilizar a los obispos), los obispos brasileños «no han enfrentado este tema durante años», lo que revela «su interés en minimizar o negar esta crisis».
Brasil es el país con más católicos del mundo, pero su porcentaje disminuyó de 73% en el año 2000 a 64% en 2010, de acuerdo con cifras oficiales, que en el mismo período registraron un aumento de los fieles de iglesias evangélicas, de 15% a 22%.