San José (AFP) – El Grupo Internacional de Contacto (GIC) para Venezuela, formado por países europeos y latinoamericanos, anunció este martes en Costa Rica que enviará una misión de alto nivel a Venezuela para monitorear la ayuda humanitaria y fomentar el diálogo.
Se trata de una misión permanente que se ocupará de acompañar la distribución de ayuda humanitaria y promover el acercamiento de las partes para superar la crisis política en Venezuela.
«Hemos decidido tener una presencia constante en Caracas como grupo para acompañar la asistencia humanitaria de la manera más efectiva», dijo en conferencia de prensa la alta representante de la Unión Europea (UE) para asuntos internacionales, Federica Mogherini.
El canciller costarricense, Manuel Ventura, agregó que el GIC «consideró que está listo para enviar un grupo de naturaleza política a Venezuela para reunirse con las partes involucradas en el conflicto, con el propósito de seguir avanzando para que se pueda realizar lo antes posible elecciones creíbles», para sustituir al presidente Nicolás Maduro.
Indicó que no se ha decidido quiénes formarán ese grupo, pero adelantó que «será de alto nivel».
En una declaración de 10 puntos, el grupo destacó el establecimiento de la instancia de trabajo humanitario en Caracas y de la misión política que deberá explorar «opciones concretas para una solución pacífica y democrática a la crisis».
La declaración fue firmada por 11 de los 12 integrantes del GIC, y únicamente Bolivia se abstuvo, como lo hizo en las dos reuniones previas, celebradas en Uruguay y Ecuador.
Los otros integrantes del grupo son Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.
La cita de Costa Rica contó también con la participación de Chile, el Vaticano y la Comunidad del Caribe.
El canciller chileno, Roberto Ampuero, participó en la cita por videoconferencia, y planteó la necesidad de «incrementar la presión política ante el régimen de Maduro», según un comunicado del gobierno de Chile.
Los ministros del grupo consideraron que la prioridad de su trabajo «consiste en evitar una mayor escalada de una situación que es ya de por sí sumamente tensa».
Expresaron también su preocupación por el «profundo sufrimiento del pueblo venezolano, ocasionado por la mayor inseguridad y el continuado deterioro de la situación humanitaria, la cual se ha exacerbado aún más con la falta de electricidad y abastecimiento de agua en muchas zonas del país».
Apoyaron por ello los esfuerzos de la ONU por establecer un sistema de respuesta humanitaria rápida en Venezuela, y urgieron a la comunidad internacional a incrementar sus aportes para atender las necesidades en ese país, que sufre de escasez de productos básicos e hiperinflación.
Los ministros también acordaron aceptar una invitación del Grupo de Lima, conformado por países latinoamericanos que acompañan la situación en Venezuela, para sostener una reunión en una fecha por definir.
El Grupo de Lima ha asumido una posición más beligerante ante la crisis venezolana, y reconoció como presidente legítimo del país al líder opositor Juan Guaidó, quien se autoproclamó presidente interino en enero y tiene respaldo de más de 50 países.
El GIC ha sido crítico del deterioro de la situación de derechos humanos en Venezuela, pero el tono comedido de sus pronunciamientos le permite mantener como interlocutores al gobierno de Maduro y a la oposición.
En la declaración, el grupo expresó que «condena firmemente los procesos judiciales viciados destinados a criminalizar la protesta y las opiniones políticas», y la «desaparición forzada» del diputado Gilber Caro.
Llamó al gobierno a cesar las acciones contra los representantes de la Asamblea Nacional, el parlamento controlado por la oposición y desconocido por Maduro, y señaló que ese organismo «debe seguir siendo el centro de la vida política del país».