Río de Janeiro (AFP) – Luz Mely Reyes sostiene que sus más de 25 años como periodista en Venezuela han sido marcados por la violencia. En un país golpeado por la crisis, la directora del medio independiente Efecto Coyuco enfrenta ahora los años más difíciles de su carrera: «Se está haciendo periodismo prácticamente con las uñas».
«Se necesitan miles y miles de periodistas que puedan contar lo que está pasando en Venezuela», dice Reyes en entrevista con la AFP, al margen de la presentación del informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en Rio de Janeiro (sureste de Brasil).
Esta caraqueña Premio Gabo-2018, entre varios otros galardones a su trabajo, decidió quedarse en su país para ejercer un oficio que enfrenta la censura del gobierno de Nicolás Maduro, como denuncia, y la falta de herramientas materiales: a veces sin luz, sin internet y sin periódicos.
P: ¿Cuál es el principal desafío del periodismo en Venezuela?
R: Los desafíos han ido aumentando. Si fuese una cuestión de retos, como un videojuego, cada día serían más difíciles. Y en este momento, a raíz de todos los apagones que han habido en Venezuela, varios de los desafíos están ligados a las condiciones materiales para el ejercicio del periodismo.
En un país donde se puede ir la electricidad por 25, 30, 40 horas, donde puede fallar internet y donde incluso en términos diarios la movilidad está muy complicada, eso se está convirtiendo ahorita en un gran reto para Venezuela. No solamente en el ejercicio del periodismo (…), sino en cómo se difunde esa información para todos los ciudadanos.
P: ¿Cuáles son las principales barreras?
R: El gobierno venezolano ya bloquea los dominios de internet de varios medios que hacen investigación, saca del aire televisoras que considera críticas, que son televisoras extranjeras; y recientemente, otra de las medidas que ha tomado es prohibir que a través de los medios radioeléctricos se haga referencia a varias situaciones y han cerrado varios programas en la radio, que eran algunos programas que quedaban de refugio para la divulgación de información.
Esto en un marco de 20 años de ataque y de desmantelamiento del sistema de medios independientes. En este momento, la industria periodística de Venezuela está golpeada, no solamente por las restricciones a través de medidas gubernamentales, sino a través de la misma situación económica, donde más del 60% de medios impresos no pueden [publicar].
P: ¿60% de los periódicos regionales tuvieron que cerrar?
R: Cada día es mucho más difícil para los periódicos tener acceso a insumos como tinta, planchas… Es muy cara la operación y, por supuesto, tampoco tienen papel. La importación del papel la maneja ahora una instancia creada por el gobierno. Durante todo este tiempo los cierres han sido progresivos (…). Venezuela tenía una sólida prensa regional, ya no puedes encontrar periódicos en todas partes. Pero no solamente es eso, es que en Caracas tampoco. Un periódico de alcance nacional, como era El Nacional, ya no tiene circulación impresa.
P: ¿Quién todavía puede hacer periodismo independiente en Venezuela?
R: Hay una corriente, una movida en Venezuela de medios independientes que han sido medios nativos digitales, que se han ido creando porque se reúnen varios periodistas, consiguen algunos fondos y empezamos a hacer periodismo independiente. Es muy complicado porque ahí lo importante es cómo te vas a sostener (…), si no hay un cambio en términos económicos, si no hay un cambio político que permita la redemocratización del país (… ), ciertamente se está haciendo periodismo prácticamente con las uñas.
P: ¿Cómo se puede seguir haciendo periodismo en Venezuela?
R: Es muy complicado (…), pero justamente por ser tan complicado es que los que creemos en el periodismo seguimos haciendo periodismo en Venezuela. Hay demasiadas cosas que están pasando, demasiadas historias que contar y sería un crimen no contarlas (…). Este es el momento en que se necesitan miles y miles de periodistas que puedan contar lo que está pasando en Venezuela.