Washington (AFP) – La estrategia anunciada el miércoles por el gobierno de Donald Trump de endurecer su postura frente a Cuba permitiendo las demandas a firmas extranjeras presentes en la isla y limitando las remesas, podría perjudicar los intentos de forjar una coalición para sacar del poder a Nicolás Maduro en Venezuela, afirman expertos.
El conjunto de medidas tiene como objeto «revertir las consecuencias de las desastrosas políticas de la era [del expresidente Barack] Obama y acabar con la glorificación del socialismo y el comunismo», dijo el asesor de seguridad de la Casa Blanca John Bolton, al anunciar las medidas en un almuerzo con exiliados cubanos en Miami.
Estados Unidos encabeza la presión internacional para sacar del poder a Nicolás Maduro, cuyo gobierno no ha sido reconocido por Estados Unidos, que apoya al líder opositor Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino de Venezuela.
«Es difícil pensar en cómo esto podría ayudarlo a lograr sus objetivos declarados de avanzar en una transición democrática tanto en Cuba como en Venezuela», dijo a la AFP Michael Shifter, director del centro de análisis Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Obama había flexibilizado la postura frente a Cuba ya que consideraba que la estrategia impulsada durante medio siglo por Washington no había dado resultados.
Pero Trump decidió dar una vuelco de 180º que se venía perfilando desde la llegada a la Casa Blanca de Bolton, quien ya había anunciado antes «acciones directas» contra lo que denominó la «troika de la tiranía», integrada por Cuba, Nicaragua y Venezuela.
En sus esfuerzos contra Maduro, el gobierno de Trump ha aplicado sanciones financieras y petroleras contra la maltrecha economía venezolana y ha penalizado también a empresas que llevaban crudo venezolano a la isla.
El miércoles anunció además sanciones contra el Banco Central de Venezuela y contra Laureano Ortega Murillo, el hijo del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y de la vicepresidenta, Rosario Murillo.
– «Dividir y debilitar a la coalición» –
Para Shifter la decisión sobre Cuba podría «dividir y debilitar a la coalición internacional» que se ha forjado para enfrentar la crisis en Venezuela.
«Muchos socios de Estados Unidos en América Latina y en Europa seguro van a rechazar una estrategia como esta de línea dura, que había sido evitada por los predecesores de Trump», indicó.
El título III de la Ley Helms-Burton que data de 1996 permite iniciar acciones ante la justicia estadounidense contra las empresas que registren ganancias gracias a activos que hayan sido nacionalizados durante la revolución de 1959.
Pero desde la aprobación de la norma, los gobernantes estadounidenses habían postergado la entrada en vigor de esa cláusula cada seis meses, para evitar problemas con países aliados que tengan empresas en la isla.
La Unión Europea (UE), principal socio comercial de Cuba desde 2017, y Canadá manifestaron este miércoles su disgusto en una declaración conjunta y señalaron que la «aplicación extraterritorial de medidas unilaterales» sobre Cuba «es contraria al derecho internacional».
Este miércoles la Oficina de Relaciones Exteriores de Reino Unido criticó la estrategia de EEUU y afirmó que trabajarán junto a la UE para «proteger los intereses» de sus empresas.
– «Poco confiable» –
Cuba, que sufre un embargo estadounidense desde 1962, es acusada por Washington de apoyar al mandatario venezolano.
Washington reconoció inmediatamente a Guaidó y en su estrategia diplomática caminó de la mano con el Grupo de Lima, creado en 2017 para abordar la situación en Venezuela y compuesto por 14 países incluyendo Canadá, Brasil, Argentina, entre otros.
Sin embargo, el grupo de países ha tenido desacuerdos con Estados Unidos, ya que Washington defiende la vía diplomática sin descartar el uso de la fuerza.
Para Christopher Sabatini, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Columbia, esta decisión «hace que sea más difícil para la UE y muchos países latinoamericanos mantenerse con la coalición de Estados Unidos».
Para el académico esto perfila a Estados Unidos como un país «poco cooperativo» y «poco confiable» ya que sus socios le habían pedido expresamente que no activara el título III.
Pero la medida adoptada por el gobierno estadounidense cayó bien entre los exiliados cubanos en Florida, un estado que es clave en el panorama electoral y que a veces es la llave para llegar a la Casa Blanca.
El senador demócrata Bob Menéndez, el miembro de más alto rango de la Comisión de Relaciones Exteriores, celebró la medida, y su par republicano Marco Rubio, también descendiente de cubanos, destacó «el compromiso» de Trump con la democracia en Latinoamérica.
Sin embargo, Sabatini advirtió que «no hay precedentes históricos» de que los embargos hayan fraguado las condiciones para una transición.
Para Shifter esta medida va a hacer que tanto La Habana como Caracas endurezcan sus posturas frente a Estados Unidos.
«Esto es un regalo para que jueguen la carta del nacionalismo», concluyó el experto.