Washington (AFP) – Estados Unidos advirtió nuevamente el viernes a Rusia contra el despliegue de tropas en Venezuela en apoyo del presidente Nicolás Maduro, considerando esas acciones como una «provocación» y reafirmando su determinación de defender sus intereses y los de «sus socios» en la región.
La llegada de tropas y equipos militares rusos a Caracas el fin de semana pasado aumentó las tensiones internacionales por Venezuela, donde Washington impulsa la salida del poder de Maduro, cuyo mandato considera «ilegítimo», en tanto Moscú lo acusa de querer organizar un «golpe de Estado».
«El gobierno (estadounidense) condena el uso continuo de militares extranjeros por parte de Nicolás Maduro en su intento de permanecer en el poder, incluida la introducción de personal y equipo militar ruso en Venezuela», dijo John Bolton, consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, en un comunicado.
«Advertimos firmemente a los actores externos contra el despliegue de activos militares en Venezuela (…) con la intención de establecer o expandir sus operaciones militares», agregó, señalando que tales «actos de provocación» se considerarán una «amenaza directa para la paz y la seguridad en la región».
«Continuaremos defendiendo y protegiendo los intereses de Estados Unidos y los de nuestros socios en el Hemisferio Occidental», dijo.
Moscú dijo el jueves que la presencia rusa en Venezuela no representa ninguna «amenaza» para nadie y que las tropas permanecerán en el país «el tiempo que sea necesario».
Dos aviones rusos, un Antonov An-124 y un Ilyushin Il-62, llegaron el fin de semana a Venezuela en el marco de acuerdos de «cooperación», de acuerdo con Moscú y Caracas.
Según los medios locales transportaban 99 militares y 35 toneladas de material, bajo el mando del jefe del Ejército, el general Vasili Tonkoshkurov.
Rusia y Venezuela cerraron en 2011 un acuerdo de cooperación militar que prevé la venta de armas rusas a Caracas financiadas con un crédito ruso de unos 4.000 millones de dólares.
Estados Unidos y más de medio centenar de países reconocen al jefe parlamentario Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y presionan por la partida de Maduro, cuyo mandato consideran resultado de elecciones fraudulentas.
Maduro cuenta con el apoyo de Rusia y China, los principales acreedores de la multimillonaria deuda externa de Venezuela.