Managua (AFP) – El episcopado de Nicaragua rechazó este viernes participar en el diálogo entre el gobierno de Daniel Ortega y la oposición, que a su vez va a reconsiderar si continúa en las conversaciones para buscar una salida a la grave crisis que vive el país.
«Vamos a replantear nuestra posición en la negociación», anunció en rueda de prensa el jefe de la delegación de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), el exdiplomático Carlos Tünnermann, luego de que la Iglesia diera a conocer su retiro de la mesa instalada el 27 de febrero.
El «impasse» debe servir para que el gobierno reflexione y comience a dar «signos de voluntad política» de que está interesado en superar la crisis, liberando a todos los «presos políticos», agregó.
La alianza, integrada por representantes de organizaciones civiles y empresarios, sentó su posición luego de que la Conferencia Episcopal, presidida por el cardenal Leopoldo Brenes, anunciara en un comunicado tras una reunión extraordinaria en Managua que «no estaremos físicamente en el foro de negociaciones».
El clero respondió a la invitación que el gobierno y la Alianza le habían extendido el martes para que sirvieran, junto con las iglesias evangélicas, como «testigos y acompañantes» del diálogo.
«Deseamos que este esfuerzo llegue a buena meta», agregó el texto, en alusión a la nueva ronda de negociaciones, a las que Ortega aceptó volver tras varios meses de crisis que ha llevado a la economía a pique.
La Alianza estimó que la presencia de la Iglesia católica era importante para darle «confianza al proceso de negociación».
La decisión de los obispos «es una alerta de que ese diálogo no está empezando bien, no tiene los consensos», declaró el politólogo José Peraza a la AFP.
– El primer fracaso –
La Iglesia católica medió en el primer diálogo que el gobierno y la oposición sostuvieron en mayo, en medio de las violentas protestas que habían estallado contra el presidente Ortega, cuya represión dejó al menos 325 muertos.
Según la oposición, aquellas conversaciones fracasaron debido a la violencia contra los manifestantes y la negativa del gobierno a discutir la democratización del país.
Ortega -un exguerrillero de 73 años que gobierna desde hace 12- acusó en aquel momento a los obispos, a quienes él mismo había invitado a mediar en el diálogo, de ser parte de un supuesto plan «golpista» de la oposición, que planteó adelantar las elecciones de 2021 a 2019 como salida a la crisis.
«Yo pensaba que eran mediadores, pero no, estaban comprometidos con los golpistas. Eran parte del plan con los golpistas», dijo Ortega durante la celebración del aniversario de la revolución sandinista del 19 de julio del año pasado.
Más de 700 personas fueron encarceladas por manifestar, bajo cargos de «terrorismo», al amparo de una cuestionada ley que criminalizó las protestas con hasta 20 años de prisión, y forzó a miles al exilio por temor a la represión.
Durante la crisis, varios sacerdotes y obispos fueron blanco de insultos, amenazas y agresiones por parte de simpatizantes del gobierno, policías y paramilitares, por ayudar a los manifestantes heridos en sus iglesias.
El mandatario acusó incluso a los templos de haber servido como «cuarteles para guardar armamento», algo que la iglesia negó de plano.
– Evangélicos en espera –
Tras definir las reglas de esta segunda vuelta de negociaciones, las partes acordaron invitar a las iglesias católica y evangélica como «testigos y acompañantes nacionales» y comenzaron a discutir la agenda del dialogo, que aun no ha tratado temas de fondo.
La comunidad evangélica, que afirma representar a más de 40% de la población, anunció que decidirá este fin de semana si acepta integrarse al diálogo.
«No tenemos respuesta» aún, dijo a la AFP el dirigente de las iglesias evangélicas Jorge Ulises Rivera.
En tanto, la oposición admitió tras el anuncio del episcopado que han encontrado «resistencia» en las conversaciones, pese a que más temprano habían informado que el proceso marchaba lento, pero que había «una buena receptividad» del gobierno.
«Es necesario ver gestos positivos y efectivos del gobierno sobre su voluntad de encontrar una solución a esta crisis», demandó el delegado opositor José Pallais.
La oposición demanda incluir la liberación inmediata de los manifestantes presos, justicia para las víctimas de la represión y la democratización, que incluye una reforma al cuestionado sistema electoral, a fin de garantizar elecciones «libres y transparentes».
Tünnermann reiteró que la propuesta incluye adelantar las elecciones presidenciales.
Ortega, por su parte, ha expresado interés en trabajar en favor de la restauración de la paz, la seguridad y estabilidad del país, cuya economía ha sido fuertemente golpeado por la crisis.