Managua (AFP) – La estudiante belga-nicaragüense Amaya Coppens y otras siete opositoras, detenidas por protestar contra el gobierno de Nicaragua, iniciaron una huelga de hambre para repudiar que las usen como «moneda de cambio» en el diálogo entre el gobierno y la oposición, informaron este jueves sus familiares.
«Ayer (miércoles) nos enteramos que las ocho prisioneras políticas que se encuentran en la misma celda que mi hija Amaya iniciaron una huelga de hambre hace una semana», el 27 de febrero, declaró a la AFP su padre, el belga Frédéric Coppens, quien se encuentra en el país centroamericano.
Las presas comunicaron su nueva situación mediante un «mensaje clandestino» en el que explicaron el motivo de su reivindicación: «El rechazo a ser utilizadas como moneda de cambio en el proceso de negociación política», explicó Coppens.
Para las detenidas, «todos los juicios políticos deben anularse simplemente y la liberación de todos los presos políticos debe ser un requisito previo para el inicio de las negociaciones», agregó el padre de la joven estudiante de Medicina, de 24 años.
El gobierno de Daniel Ortega y la oposición trazaron el miércoles las reglas de una negociación que busca una salida a la crisis en Nicaragua, iniciada en abril con la represión de protestas antigubernamentales, que dejó 325 muertos.
Amaya Coppens forma parte de los cientos de personas que han sido detenidas por participar en las manifestaciones de 2018, y está acusada de terrorismo y otros delitos al amparo de una cuestionada ley que criminaliza las protestas. Actualmente está recluida en la prisión de La Esperanza.
La estudiante fue detenida el 10 de setiembre y desde entonces la justicia nicaragüense ha aplazado el juicio contra ella y otros detenidos. El proceso está previsto para comenzar el 1 de abril.
La joven y sus siete compañeras de celda comenzaron la huelga de hambre el mismo día que el gobierno liberó a un centenar de detenidos por las protestas, al comenzar el diálogo con la oposición, explicó Frédéric Coppens.
«Tras seis meses de detención en condiciones lamentables, su salud no es muy buena, tiene problemas de hipertensión», comentó Coppens sobre su hija. Dijo que contactó a las autoridades belgas para que «por vía diplomática» soliciten la visita de «médicos independientes» a la cárcel.
Criticó que en su última visita a la prisión, el martes pasado, para llevar provisiones a su hija, el personal del sistema penitenciario les indicó que «todo [estaba] normal». «Intentaron escondernos esta nueva situación» de salud de su hija, afirmó.
– «Nuestras hijas se mueren» –
«No es posible que estén dialogando (gobierno y oposición) mientras nuestras hijas se mueren», dijo a la AFP la mamá de Amaya, Tamara Zamora, con los ojos llorosos.
En una rueda de prensa en la sede de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) en Managua, las madres de las presas en ayuno exigieron su liberación.
Demandaron a la Cruz Roja Internacional interceder por sus hijas y que sean evaluadas por un médico forense.
«Nuestras presas están en huelga de hambre en condiciones de salud muy frágiles y eso es un peligro para la vida de ellas», reclamó Gloria Ordoñez, madre de la detenida Nelly Roque, quien padece de la tiroides, depresión y claustrofobia.
Su hija, agrónoma de profesión, fue condenada a 38 años de cárcel por «terrorismo» y crimen organizado.
Para Mariela Serrato, cuya hija María Peralta está recluida, también en ayuno, es inconcebible que las autoridades no informen «ni acepten que están en huelga de hambre, mientras se están muriendo sin ningún tipo de asistencia médica».
«Le exijo al gobierno que a lo inmediato envíe una comisión médica a evaluar a nuestras hijas y que nos dejen entrar a ver las condiciones en las que están», añadió Serrato.
Su hija es una abogada de 30 años, esposa del también detenido líder estudiantil de la combativa ciudad de Masaya (sur) Cristhian Fajardo, condenado a 45 años de prisión por terrorismo.
Las madres cuestionaron la falta de atención médica de sus hijas en la cárcel, y recordaron el caso de la opositora recientemente excarcelada Ruth Matute, a quien hospitalizaron de urgencia casi a «punto de colapsar» por un padecimiento cardíaco.