Como músico, Gilberto Torres sabe que la música no solo sirve para enriquecer el espíritu sino también como disciplina para la vida. Es por ello que dedica su tiempo libre a enseñar este arte a niños y jóvenes para que se conviertan en los líderes del futuro.

“La música es una riqueza porque no solo es tocar [un instrumento] sino que te hace un individuo intelectual, sin que quieras serlo”, dijo Torres, refiriéndose a la relación de la música con las otras formas de arte como pintura y danza. “Y si eres un individuo intelectual, eres un líder. Es lo que necesitamos aquí”.  

Torres es el fundador y director de Barrio Music, una organización sin fines de lucro del Este de Los Ángeles que busca alejar a la generación joven de los peligros de las drogas y actividades de pandillas a través de la disciplina que ofrece la música.     

Gilberto Torres, estudió en Venezuela a traves del programa El Sistema (Foto: HIspanos Press)
Gilberto Torres, estudió en Venezuela a través del programa El Sistema (Foto: HIspanos Press)

Cada sábado, un grupo de unos 16 estudiantes entre 7 y 16 años reciben clases en un pequeño salón de la Iglesia Presbiteriana El Divino Salvador, en el Este de Los Ángeles.

Las actividades comienzan con la clase de teoría y solfeo, en donde los niños aprenden las notas musicales que les permitirán leer las partituras para tocar instrumentos musicales.

“Es como enseñar a un niño a leer y escribir, para que se pueda comunicar mediante el instrumento”, dijo Torres.  “Aunque toque una canción sencilla, pero el niño está leyendo y poquito a poco va a leer más hasta que lo domina”.

Una vez finalizada la clase teórica, los estudiantes pasan a las prácticas con los instrumentos musicales, generalmente con el violín a los otros estudiantes.  Es una forma similar al programa utilizado en Venezuela, conocido como El Sistema, en donde el niño aprende a leer partituras musicales antes de comenzar con el estudio de un instrumento.

La música como acción social

El Sistema fue fundado por el maestro venezolano José Antonio Abreu en 1975 para promover la instrucción musical y la práctica de la misma a través de orquestas sinfónicas y coros.

Torres, de 53 años y oriundo de Caracas,  participó en el programa y llegó a ser integrante de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.

El Sistema, destaca el músico, permite que los niños sean capaces de llevar a la música a su familia, vecinos y amigos que los oyen practicar.

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Dolores Loaiza, de 16 años, ayuda a Shyla Deo-Cuba, de 13, durante una de las clases de violín (Foto: HIspanos Press)

“Es una acción social”, dijo Torres, citando al maestro Abreu. “Un niño enseña a otro niño. Y ese niño que enseña a otro niño, a la vez enseña a la comunidad”.

El Sistema también fomenta la colaboración entre los estudiantes ya que en Venezuela los estudiantes más avanzados son enviados a otras comunidades a enseñar a otros jóvenes. Es algo que también Torres  pone en práctica en sus clases.

En sus clases, Torres combina distintas técnicas de enseñanza musical para lograr la atención de los estudiantes e involucrarlos en el proceso de aprendizaje.

“Hay que tratar de que ellos se integren porque lo difícil con el estudiante es mantenerlo activo, sobre todo en música porque es una materia, un área muy abstracta”, dijo Torres.

Una alternativa para los niños

Mientras los estudiantes reciben las clases, sus padres tienen la oportunidad de escuchar y sentir orgullo de su progreso.

Wendy Pech, cuyos tres hijos asisten a las clases, coincide con Torres en que la música los aleja de las pandillas y le enseña disciplina.

“Eso les da un enfoque y su cerebro se desarrolla más y se enfocan más en la escuela”, dijo Pech, quien toca la guitarra. “La música transmite paz, emociones. Más que nada, es un bálsamo al espíritu”.

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Los estudiantes reciben clases una vez por semana (Foto: Hispanos Press)

Pech siempre quiso que sus hijos se entusiasmaran por la música pero sin imponérselos sino dejando que se “enamoraran de ella”. Sus dos hijos mayores, Jairo de 13 años, y Dolores, de 16, tocan varios instrumentos. La más pequeña, Evelia,  está comenzando con el violín.

Yeimi Olague no solo cree que tocar un instrumento ayuda a sus hijas Zuri, de 9 años, y Ammi, de 5, en su desempeño escolar sino que también contribuye con su autoestima.

“Les das desenvoltura para actuar delante de la gente.  Es bonito también porque se sienten importantes, sienten que están haciendo algo”, dijo Olague.

Además de aprender a tocar un instrumento, Reema Cuba se siente satisfecha con el programa por las clases de teoría y solfeo que recibe su hija Shyla Deo-Cuba, de 13 años. La joven había estudiado en otra escuela donde solo memorizaba las canciones.

“En otros lugares aprenden a memorizar una canción y tocarla, pero aquí ellos leen la música. Cuando veo a mi hija tocar, es diferente porque sé que está leyendo la música”, dijo  Cuba.

Una escuela no solo de música

Las clases son gratuitas pero los padres ayudan con donaciones monetarias para sostener la organización y lograr que sus hijos se beneficien con el programa. Torres adquirió con dinero de su bolsillo todos los instrumentos con que practican los estudiantes pero se encuentra en la búsqueda de subvenciones para adquirir más instrumentos y pagar a los maestros que lo ayudan.

Entre los planes de  Torres se encuentran encontrar  un espacio propio para ofrecer más días de instrucción a los niños y jóvenes. Pero esas clases también incluirán sesiones de tutoría en materias de la escuela, para que los estudiantes aprovechen su tiempo haciendo las tareas escolares.

“Se beneficia la familia porque el niño está haciendo su tarea y recibe también su clase de música”, dijo Torres, quien desea llevar a cabo ese plan combinado con ensayos de orquesta.

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Los planes de Torres son los de combinar clases de música y tutoría académica (Foto: Hispanos Press)

Torres también está organizando varias presentaciones a partir del mes de abril en hospitales de niños para que sus estudiantes compartan la música con niños enfermos.

“Para que vean que no todos los jóvenes tienen la oportunidad como ellos de ofrecer la música. Es una obra social hacia la comunidad”, dijo Torres.  “Es algo en que los jóvenes tienen que estar envueltos y que evita que caigan en las drogas o pandillas. Esa es la acción social”.

Barrio Music es una organización abierta para todos, destaca Torres.

“Esta organización es de la comunidad y para la comunidad. No es mía sino de ellos. Yo solamente les estoy pasando la información que tengo”, dijo Torres, quien considera que la música le abrió muchas oportunidades en la vida.   

“Tuve la oportunidad de conocer la música y con la música viajé y me convertí en profesor. Ahora estoy aplicando lo que aprendí”, dijo Torres, quien también ha estudiado en Europa y Estados Unidos.

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