Naciones Unidas (Estados Unidos) (AFP) – Estados Unidos llamó el sábado a todos los países del mundo a unirse «a las fuerzas de la libertad» en apoyo del opositor Juan Guaidó en Venezuela, alentado por un apoyo europeo cada vez más firme y el creciente aislamiento de Rusia, que defiende al presidente Nicolás Maduro.
«Ahora es el momento para que cada nación elija de qué lado está. No más atrasos, no más juegos. O se está con las fuerzas de la libertad o en la liga de Maduro y su caos», afirmó el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, en una sesión especial del Consejo de Seguridad sobre Venezuela.
«Llegó la hora de apoyar al pueblo venezolano, reconocer al nuevo gobierno liderado por el presidente interino Guaidó y terminar con esta pesadilla. No hay excusas», insistió Pompeo, que fustigó al «Estado mafioso ilegítimo del expresidente Maduro».
Poco antes de la reunión, España, Alemania y Londres endurecieron el tono y lanzaron un ultimátum coordinado a Maduro, asegurando que reconocerían a Guaidó como «presidente» de Venezuela si no se convocaban elecciones en ocho días.
La Unión Europea anunció asimismo que «tomará medidas» si no se realizan elecciones «en los próximos días», aunque algunos países como Grecia siguen apoyando a Maduro.
En Nueva York, un proyecto estadounidense de declaración del Consejo de Seguridad sobre Venezuela que pedía otorgar «un apoyo pleno» a la Asamblea Nacional dirigida por Guaidó fue bloqueado esta mañana por Rusia y China.
Rusia intentó inclusive bloquear la sesión del Consejo, pero solo le apoyaron China, Sudáfrica y Guinea Ecuatorial, mientras que nueve países aprobaron la discusión.
– Rusia denuncia injerencia –
«Venezuela no supone una amenaza para la paz y la seguridad. En algún caso lo que representa una amenaza para la paz (…) es el intento de Washington de orquestar un golpe de Estado», dijo en el Consejo el representante de Rusia Vassily Nebenzia.
El embajador ruso denunció «una injerencia flagrante» de Estados Unidos en Venezuela, que solo busca «un cambio de poder» en el país a través del «juego sucio».
«Estados Unidos no ha cambiado en nada su forma de ver a América Latina, su zona de interés exclusiva, el patio trasero donde pueden hacer lo que les dé la gana», afirmó.
El Reino Unido denunció en la sesión que «el socialismo de Maduro destruyó a todo el país», mientras Perú lamentó «la ruptura del orden constitucional que ha dado lugar a una grave crisis», que le ha llevado a acoger a 700.000 refugiados venezolanos.
El canciller venezolano Jorge Arreaza, presente en la reunión, aún debe dirigirse al Consejo.
Guaidó, un ingeniero de 35 años que preside la Asamblea Nacional de mayoría opositora, se comprometió el miércoles ante una multitud de seguidores en Caracas a cumplir con lo estipulado por la Constitución y encabezar un gobierno de transición que organice nuevas elecciones y saque del poder a Maduro, cuyo segundo periodo iniciado el 10 de enero considera «ilegítimo».
Además de Estados Unidos, una docena de países de la región reconocieron al líder opositor, entre ellos Argentina, Brasil, Canadá y Colombia.
En cambio, Rusia y China, ambas con poder de veto en el Consejo de Seguridad, se muestran leales al oficialismo, junto con aliados históricos de Caracas como Turquía, Bolivia, Cuba y Nicaragua.
Otros, como México y Uruguay, proponen diálogo.
– Llamado a gran movilización –
Maduro, respaldado por las fuerzas armadas venezolanas, asegura que es víctima de un «golpe de Estado» orquestado por Estados Unidos, pero el viernes se ofreció a reunirse con Guaidó, quien respondió que no se prestará a un «falso» diálogo.
El jefe del parlamento convocó una «gran movilización» para la próxima semana.
Maduro llamó por su parte a una «rebelión popular contra el golpe de Estado».
Como parte de su hoja de ruta, Guaidó ofreció una amnistía a los militares que cooperen con una transición. De esta manera, este político prácticamente desconocido hasta hace unas semanas intenta romper el apoyo castrense a Maduro.
Manifestaciones convocadas a favor y en contra de Maduro en los últimos días dejaron al menos 26 muertos y 350 detenidos.
El agravamiento de la crisis ocurre en medio de una debacle económica de Venezuela, donde el PIB ha caído un 50% desde 2013 —el año en que Maduro llegó al poder—, el salario mínimo es de siete dólares al mes y la inflación cerró en 2018 en 1.700.000%.
Una enorme escasez de alimentos y medicinas ha llevado a un éxodo masivo de venezolanos. Según cifras de la ONU, tres millones de personas salieron del país desde 2015.