Caracas (AFP) – El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, prometió este lunes prosperidad y potenciar la industria petrolera en su segundo mandato, aunque con el mismo modelo económico al que expertos atribuyen el colapso del país.
En un discurso de cuatro horas ante la oficialista Asamblea Constituyente, el gobernante dijo que aplicará «correcciones» en su período 2019-2025, pero anunció otro aumento salarial y el fortalecimiento del control de precios, medidas reiteradas de su política económica.
Maduro, de 56 años, inició su nuevo gobierno el pasado jueves en medio de una pavorosa crisis económica, de una ofensiva de la oposición para sacarlo del poder y del rechazo de gran parte de la comunidad internacional, que lo considera «ilegítimo» por considerar que su reelección fue fraudulenta.
«Este año va a ser el de la estabilización definitiva, productiva y diversa de nuestra economía», dijo el mandatario socialista, al presentar su informe de gestión, con la banda presidencial cruzada en el pecho.
El presidente aumentó en 300% el sueldo básico, que pasa de 4.500 a 18.000 bolívares mensuales (19 dólares a la tasa oficial y unos 6,5 dólares a la del mercado negro). En 2018 lo subió seis veces, sin lograr mitigar las angustias cotidianas.
Los venezolanos viven agobiados por una hiperinflación que según el FMI alcanzará 10.000.000% en 2019, por la falta de alimentos, medicinas, transporte, agua, gas y luz. Huyendo de la crisis, unos 2,3 millones emigraron desde 2015, según la ONU.
– Un «déjà vu» –
Durante la gestión de Maduro, la economía se redujo a la mitad y se contraerá 5% en 2019, según el FMI; el país y su petrolera PDVSA cayeron en default; y la producción de crudo, fuente de 96% de las divisas, se desplomó a 1,4 millones de barriles diarios, la más baja en 30 años.
«Debemos llegar a la meta de cinco millones de barriles (…), personalmente asumo la conducción de la industria petrolera para llevarla adelante a partir de hoy (…) y me juego la vida, mi honor, mi moral, en esta batalla que voy a dar personal», dijo.
De 2013 a 2018, los ingresos bajaron de 42.690 millones de dólares a 4.088 millones, precisó el presidente, admitiendo que ello se debió, no solo a la baja en los precios, sino también a la corrupción.
Maduro, quien fue recibido en las afueras del Palacio Legislativo por cientos de seguidores, se dijo harto «de las mafias que roban, se visten de rojo rojito (color del oficialismo) pa’robar», y garantizó un «sacudón» en las empresas estatales.
Prometiendo abrir las compañías públicas al capital privado, sin venderlas, aseguró: «No soy un cobarde, ni un capitalista ni un neoliberal, no lo soy, pero tampoco soy un obtuso», dijo.
En agosto, Maduro puso en vigor un programa que incluyó una reconversión monetaria -que quitó cinco ceros a la moneda-, aumento salarial, megadevaluación del bolívar y alza de impuestos. Esta vez dijo que lanzará «un nuevo sistema monetario» que abarcará la criptomoneda «petro» y el bolívar.
«Es la misma receta (…) que terminó contrayendo más la economía, aceleró la contracción y la hiperinflación. Insiste con la misma fórmula y por allí no es el camino. Es preocupante porque el corto plazo luce bastante sombrío», aseguró a AFP el analista económico Henkel García.
Para Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, es una especie de «déjà vu»: «No hay nada allí que permita pensar que Venezuela saldrá de la profunda crisis que vive. Por el contrario, la crisis se profundiza con todo lo que eso implica, especialmente para los más vulnerables».
– «Show mediático» –
En su discurso, Maduro dijo «tener pueblo, Fuerza Armada y Constituyente» para enfrentar las «tempestades», y reiteró sus acusaciones contra la oposición y los gobiernos «satélites» de Estados Unidos que -aseveró- la respaldan en su plan «golpista».
En particular fustigó al presidente ultraderechistade Brasil, Jair Bolsonaro, a quien llamó «Hitler moderno».
Tildó de «show mediático» la breve detención el domingo del jefe del Parlamento -de mayoría opositora-, Juan Guaidó, por el servicio de inteligencia, episodio condenado por varios países y del que el gobierno se desmarcó.
Maduro la atribuyó a una confabulación entre opositores y agentes de inteligencia corruptos para atacar al gobierno. Según dirigentes opositores, el hecho mostró fracturas en los organismos de seguridad y el gobierno.
La detención ocurrió luego de que el viernes Guaidó se dijo dispuesto a asumir la presidencia de Venezuela, después de que Maduro fuera juramentado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de línea oficialista.
«No hubo mayor anuncio, fue la repetición de los últimos años, por enésima vez prometen lo mismo», dijo Guaidó durante una transmión en Instagram en la que reiteró el llamado a una movilización el próximo 23 de enero.