La Paz (AFP) – Los fantasmas de las crisis económicas en Venezuela y Argentina se cuelan en el ambiente preelectoral de Bolivia, donde tanto opositores como oficialistas las utilizan para advertir sobre el futuro del país.
El oficialismo, que aspira a un cuarto mandato consecutivo del presidente Evo Morales, en el poder desde 2006, señala que un cambio de gobierno empujará a Bolivia hacia una crisis económica similar a la argentina, mientras que la fragmentada oposición asegura que de persistir el actual modelo político y económico el destino del país será como el venezolano.
«Es evidente que se está marcando con insistencia en los discursos de ambas orientaciones políticas la amenaza de una crisis» económica como las de Venezuela y Argentina, explica a la AFP el sociólogo y economista Carlos Borth, quien anticipa que «estos discursos van a continuar a lo largo de toda la campaña electoral».
Bolivia irá a las urnas en octubre de este año para elegir a un nuevo presidente y renovar el 100% de los 36 senadores y 130 diputados.
«¿Quieren saber lo que va a pasar a la clase media si cambiamos de política económica? Miren a los vecinos. Levantemos un poco la vista hacia los países vecinos para saber cuál podría ser el triste destino en caso de que quisiéramos cambiar este modelo de economía», manifestó recientemente el vicepresidente Álvaro García Linera, principal ideólogo del gobierno, en un acto público.
Según la autoridad, un cambio de modelo se traduciría en alzas de tarifas, privatizaciones, congelamiento de salarios, eliminación de bonos sociales y entrega de los recursos naturales a empresas extranjeras.
El mismo Morales cuestionó a su par Mauricio Macri por haber buscado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), como parte de un programa de auxilio, a cambio de «chantajes y presiones» de los organismos internacionales para introducir «privatizaciones».
Pese a los salvavidas del FMI, Argentina cierra un año adverso con una depreciación de la moneda de más del 50% y una inflación que ya suma 43,9%, con la incógnita de si 2019 marcará el inicio de la recuperación.
La oposición boliviana usa la misma estrategia que el oficialismo, pero recordando una y otra vez el sombrío panorama venezolano.
El empresario y político opositor Samuel Doria Medina, quien descartó su postulación en aras de un candidato único, señaló varias veces que la situación económica boliviana está a un paso de imitar a la de Venezuela, donde el FMI estima una inflación de 10.000.000% para 2019, y urge un cambio de gobierno.
«La administración del país está a la deriva, todo lo subordinan a sus planes de eternizarse en el poder, tapan problemas con una y otra medida, no resuelven los problemas. Así pasó en Venezuela, que no pase aquí», dijo el empresario en Twitter.
La oposición menciona que las reservas internacionales han caído en los últimos años, desde unos 14.000 millones de dólares en 2012 a unos 9.100 millones de dólares a fines de 2018, y que las ventas de gas natural a Argentina y Brasil, un ingreso fundamental para Bolivia, han descendido, en un escenario donde no hay perspectivas serias de nuevas reservas y mercados.
– ¿Crisis inminente? –
El analista Borth señala que más allá de los temores que opositores y oficialistas deslizan sobre Bolivia es muy probable que el próximo gobierno, que se instalará en el país en enero de 2020, se vea obligado a tomar difíciles medidas económicas.
«Más allá del descenso de las reservas (internacionales) y del drástico descenso de los ingresos por el gas (a Brasil y Argentina), es evidente que a partir de 2020, el país puede enfrentar una situación económica no tan holgada como la que hemos tenido estos 14 años», afirmó.
Unos u otros -según Borth- deberán tomar medidas para enfrentar «los negros nubarrones».
El gobierno, empero, asegura que la situación económica va a contramano de los pronósticos adversos, y con orgullo cita que el mismo Banco Mundial estimó que Bolivia crecerá en 2019 al 4,3%, el mayor de la región.