Bogotá (AFP) – El jefe máximo de la FARC, Rodrigo Londoño, garantizó este lunes que la exguerrilla colombiana jamás retomará la lucha armada, pese a decenas de asesinatos de excombatientes y de otros incumplimientos en el acuerdo de paz firmado hace dos años.
«No volveremos a las armas, estamos profundamente convencidos de que hoy existen formas de lucha superiores», sostuvo Londoño, también conocido como Timochenko, en un acto de conmemoración celebrado en Bogotá.
El acuerdo suscrito el 26 de noviembre de 2016 terminó con un levantamiento armado de más de medio siglo que dejó cientos de miles de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.
La guerrilla marxista, que avivó el conflicto armado más prolongado del continente, acordó entonces su desarme y transformación en partido tras cuatro años de negociaciones en La Habana, y pese al revés sufrido en un plebiscito. Alrededor de 7.000 hombres y mujeres depusieron los fusiles en 2017.
Pese a ello, «tanto el país como la comunidad internacional son testigos de las dificultades que hemos encontrado a todo momento», lamentó el jefe de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el movimiento político surgido de los acuerdos.
Aun cuando destacó el cumplimiento de varios compromisos, Londoño recriminó especialmente los asesinatos de excombatientes – que según la exguerrilla supera los 80 en dos años -, y de líderes sociales.
«Desafortunadamente, este cumpleaños se ve manchado por el luto que hay en todos nuestros espacios», expresó.
De igual forma, Londoño reprochó el hecho de que aún estén en prisión rebeldes favorecidos por una amnistía y la captura en abril de Jesús Santrich, un exnegociador de paz acusado de narcotráfico y pedido en extradición por Estados Unidos.
«Tenemos aún casi cuatro centenares de los nuestros retenidos en las cárceles, librando muchos de ellos huelgas de hambre», declaró el dirigente.
El histórico acuerdo con la exguerrilla prevé, entre otros puntos, reformas rurales que todavía no han salido del papel y un sistema de justicia que entró a operar este año y garantiza verdad, justicia y reparación a las víctimas.
Incluso el gobierno del derechista Iván Duque, que sucedió al de Juan Manuel Santos, artífice del pacto de paz, prometió reformas a lo pactado que han sembrado incertidumbre.
«El proceso de reincorporación ha sido demasiado lento y muchos de los miembros de las FARC siguen profundamente angustiados, frente a sus perspectivas de seguridad jurídica, socioeconómica y física», dijo Jean Arnault, jefe de la misión de paz de la ONU en Colombia, durante el mismo acto.
Si bien el grueso de la guerrilla dejó las armas, quedaron disidencias que vienen creciendo en número e influencia al amparo del narcotráfico y la minería ilegal.