Buenos Aires (AFP) – Los archirrivales del fútbol argentino, Boca Juniors y River Plate, se enfrentarán en dos semanas en una histórica definición con final abierto de la Copa Libertadores, en el estadio Monumental, tras empatar 2-2 en el partido de ida el domingo en la Bombonera xeneize.
River tendrá la ventaja de recibir en su casa a su clásico rival, el 24 de noviembre, en el «partido del siglo» que acaparará las miradas del fútbol mundial, en una inédita final de la codiciada Copa continental entre los más populares equipos argentinos.
«Las sensaciones son buenas», dijo el entrenador Matías Biscay, quien dirigió a River en el partido de ida, en reemplazo del DT Marcelo Gallardo, quien tampoco podrá conducir a su equipo en la vuelta, debido a una sanción de la Conmebol.
En un gesto de hincha, el Muñeco Gallardo salió a festejar el empate como un triunfo con fanáticos millonarios tras seguir el partido en el estadio Monumental.
Tras el partido en la mítica Bombonera colmada en sus 53.000 plazas, Biscay resaltó la actitud de los jugadores de River porque «se brindan de esta manera y van a cualquier cancha y quieren imponer condiciones. No es fácil la cancha de Boca», resaltó.
Sostuvo que el equipo de la banda roja «tuvo superioridad y fue dominador» en el primer tiempo de la ida, por lo que aspira a repetir en la vuelta.
Para la vuelta, River recuperará a su capitán y emblema Leonardo Ponzio, figura principal del equipo de Gallardo, pero no contará con el delantero colombiano Rafael Santos Borré, quien quedará afuera de la definición por acumulación de amarillas.
Si en el Monumental perdura el empate, habrá alargue y una eventual definición por penales. En la final los goles visitantes no hacen diferencia en el conteo.
– Balanza equilibrada –
«El resultado sigue abierto, ninguno de los dos se inclinó en la balanza y sigue con las mismas aspiraciones», lanzó el entrenador de Boca, Guillermo Barros Schelotto.
«Vamos a dejar la vida por ganar la Copa y dar la vuelta en 15 días en la cancha de River», prometió el ‘mellizo’ en un mensaje a los hinchas xeneizes que reclaman de su equipo la séptima Copa Libertadores del club, que no ganan desde 2007..
El delantero Wanchope Abila, que abrió el marcador el domingo, aseguró que «River no es invencible, ellos tienen sus temores, nosotros los nuestros. Va a ser una final y vamos a tenerla que jugar como tal».
«Estamos obligados a hacer un buen partido. Esa fuerza, esa garra esa energía la tenemos que demostrar en la cancha y tenemos que ir a ganarla allá», insistió.
Boca tendrá que ver que sucederá con el delantero Cristian Pavón, que salió lesionado en el primer tiempo. Pero su reemplazo por Darío Benedetto mejoró el rendimiento del equipo xeneize y abrió las puertas al gol.
El que se ganó el puesto para la final fue el discutido arquero Agustin Rossi, quien era considerado uno de los puntos flojos de Boca, que regresó a la titularidad por la lesión de Esteban Andrada.
Rossi terminó de consagrarse este domingo en el arco xeneize, con tres atajadas espectaculares por remates que podrían haberle costado caro al local.
-Ansiedad y espera –
El resultado incierto tensará aún más la espera para las hinchadas y los jugadores.
Así como la Bombonera se vistió exclusivamente de azul y oro, sin presencia de hinchas de River, en el Monumental tampoco habrá afición xeneize, por la prohibición de la presencia de hinchadas visitantes en el fútbol argentino, vigente desde 2013.
Boca y River son los dos clubes más populares del país y representan juntos a un 70% de los hinchas, en un país con 44 millones de habitantes donde se respira fútbol. Jamás se midieron en una final por la Copa que es obsesión de sus simpatizantes.
Boca busca la séptima y convertirse junto al también argentino Independiente en el máximo ganador de títulos del torneo continental, mientras River aspira a ganar su cuarto título.