Los Angeles (AFP) – De calificar de «invasión» una caravana de centroamericanos y militarizar la frontera a poner en duda la ciudadanía de los hijos de indocumentados: el presidente Trump y sus republicanos pusieron el tema migratorio en el corazón de su campaña, pero eso no garantiza una reforma sobre el tema en el corto plazo.
El partido de gobierno retuvo el control del Senado, pero perdió el de la Cámara de Representantes, que pasó a la manos de los opositores demócratas.
Trump dijo el miércoles que esperaba que ambos partidos buscaran soluciones en temas como salud, infraestructura, comercio y crecimiento económico. Y, ¿sobre migración?
«Dudo que los dos lados se puedan poner de acuerdo en una reforma migratoria», dijo a la AFP Stephen Yale-Loehr, profesor de derecho migratorio de la Universidad Cornell en Nueva York.
La última gran reformulación de la ley migratoria data de 1986. Desde entonces, cada intento ha fracasado.
Estados Unidos está sumergido en una fuerte polarización, en la que cualquier señal de acuerdo bipartidista puede ser visto como una muestra de debilidad.
Nancy Pelosi, que parece liderará de nuevo la mayoría demócrata, dijo que la nueva Cámara impondrá controles al gobierno. Y eso incluye el tema migratorio.
«Nos da vergüenza como nación una política que arranque bebés de los brazos de sus madres, que construya campamentos para albergar gente bajo la separación de familias», dijo Pelosi. «Eso lo vamos a investigar».
La Cámara de Representantes tiene el poder de investigar y citar miembros del gabinete.
Podría inquerir también sobre el costo que representó el envío de tropas a la frontera en respuesta a la caravana migrante, que está a cientos de kilómetros de la frontera. O también las denuncias de malos tratos en centros para indocumentados detenidos o la política que, según documentos, quiere imponer el gobierno para dificultar la solicitud de asilo.
– Terreno común –
Trump ha dicho que cualquier reforma migratoria debe tener mano dura con la inmigración ilegal y más recursos para reforzar la seguridad en la frontera, que incluye la construcción del famoso muro con México que prometió en su campaña presidencial.
El Congreso, que aprueba los fondos para el gobierno, hasta ahora no destinó ni un dólar para esta estructura, ni siquiera cuando era controlado por los republicanos.
En enero presentó los principios de su política migratoria, pero «tenía demasiadas píldoras venenosas, como el endurecimiento de la aplicación de la ley en la frontera y la reducción de la inmigración familiar, como para que los demócratas aceptaran», destacó Yale-Loehr.
Un proyecto de reforma apoyado por el presidente se había hundido en la Cámara de Representantes en junio, en medio del escándalo de separación de familias.
Los demócratas lo veían muy severo y los republicanos más conservadores muy suave.
Y hasta ahí llegó. Ningún otro esfuerzo se hizo antes de las elecciones de medio mandato del 6 de noviembre.
Muzaffar Chishti, abogado y director del Migration Policy Institute (MPI) en la Universidad de Nueva York, destacó que «en el pasado ha habido cierto apoyo a algunas medidas de inmigración en el Senado», pero «todo va a depender del tono que se establezca desde ahora y hasta que el Congreso asuma».
El jefe de la mayoría republicana en el Senado Mitch McConnell se mostró abierto a buscar un terreno común con Pelosi, que también habló de esfuerzos bipartidistas.
– Los ‘dreamers’ –
El primer punto de acuerdo serán los «dreamers» («soñadores»), como son llamados los más de 700.000 jóvenes indocumentados traídos de niños por sus padres y que tal vez son el único grupo de inmigrantes con el que los conservadores se solidarizan.
Pero «hay ciertas líneas que no se pueden cruzar», advirtió Angélica Salas, directora de la organización defensora de los inmigrantes CHIRLA en Los Ángeles. Y la primera es que «los jóvenes no van a aceptar que los protejan a ellos y deporten a sus padres».
Los «dreamers» están hoy en un limbo en medio de los esfuerzos de Trump por cancelar el programa de su antecesor Barack Obama que los protege de la deportación.
El gobierno pidió a la Corte Suprema de Justicia que se pronuncie sobre el fin de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), cuya cancelación fue detenida por medidas cautelares.
Salas indicó que es también fundamental conseguir solución permanente a los 400.000 inmigrantes -la mayoría de Centroamérica– amenazados con perder su estatus de protección temporario (TPS).
De los temas más candentes de la campaña, Trump insistió el miércoles que podría revocar la ciudadanía a los hijos de indocumentados nacidos en el país, pero que era un caso que también se determinaría en la Corte Suprema, de mayoría conservadora.
Y sobre la caravana migrante, que tachó de «invasión» e incluso dijo que traía criminales y terroristas, Trump negó que estuviera «demonizando» a los inmigrantes.
«Quiero que vengan al país, pero tienen que hacerlo de forma legal, a través de un proceso. Quiero que vengan, ¿sabes por qué? Porque cientos de empresas se están mudando al país».