San Salvador (AFP) – El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, pidió perdón este domingo por los ataques que la misma iglesia local lanzó en vida y después de asesinado a monseñor Óscar Arnulfo Romero, canonizado por el papa Francisco el pasado 14 de octubre.
«Pido perdón por aquella parte de la iglesia que maltrató a monseñor Romero y lo difamó, incluido sus hermanos obispos», exclamó Escobar al presidir una misa de acción de gracias por la canonización junto a obispos centroamericanos.
A la misa, que se efectuó en el frontispicio de la céntrica catedral capitalina ante centenares de feligreses, acudió el presidente del país, Salvador Sánchez Cerén.
Desde la iglesia «lo atacaron en una actitud antievangélica y no solo en vida sino aún después de su muerte martirial. Pedimos perdón al santo pueblo de Dios por todo el escándalo que esa actitud injusta le causó (a Romero)», aseguró Escobar.
Considerado «la voz de los sin voz» por defender a los pobres reprimidos, el 24 de marzo de 1980, Romero fue asesinado de un balazo en el pecho disparado por un francotirador, cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital Divina Providencia.
Su muerte encendió una guerra civil que duró 12 años (1980-1992) y dejó 75.000 muertos.
Este domingo, el arzobispo hizo un público reconocimiento «a todos aquellos que (dentro de la iglesia) sí supieron responder a ese momento histórico de salvación, dando fiel testimonio de su fe al lado de monseñor Romero».
Escobar destacó que a pesar del peligro que se vivió en El Salvador hubo sacerdotes, religiosas y laicos que ahora figuran como «mártires» porque también «ofrendaron su vida por la fe». Cerca de una veintena de sacerdotes fueron asesinados.
También reconoció que muchos religiosos que sobrevivieron a la persecución de la iglesia han dado testimonio de «fidelidad» al venerado pastor.
En ese sentido alabó el aporte de las hermanas Carmelitas de Santa Teresa, del extinto arzobispo Arturo Rivera, del cardenal Gregorio Rosa Chávez, y los sacerdotes de la compañía de Jesús, entre otros, que han «testimoniado la santidad de Romero».
Tras considerar que ahora la tarea es «imitar» al primer santo salvadoreño, el arzobispo pidió al gobierno se establezca en el pensum de las escuelas una materia que sobre el «magisterio» de Romero.
Por su parte, el cardenal Gregorio Rosa Chávez, dijo que Romero «es el santo de todos los que lo amaron y de los que lo odiaron».
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