Mérida (México), 27 oct (EFE).- La ciudad de Mérida conmemorará el Día de Muertos con el Festival del Pib, una celebración gastronómica que tendrá lugar este domingo una primera edición para que los pobladores de esta provincia del sureste mexicano inicien el tradicional festejo.
Promovido por el Ayuntamiento de esta ciudad, el Festival del Pib reunirá en una feria culinaria y cultural a los meridanos, así como a visitantes de todo México y el mundo en el parque de la colonia (barrio) San Sebastián, uno de los más populares y del que han surgido desde políticos hasta campeones de boxeo.
Allá podrán ver de cerca, oler, tocar y degustar todos los ingredientes y elementos que, paradójicamente, dan vida una vez al año al Hanal Pixán (comida de finados), como es conocido el Día de Muertos en Yucatán.
En esta parte de México, la tradición preserva costumbres mayas a la que se han incorporado algunas de otras partes de México en una enriquecedora amalgama cultural.
El encuentro es sumamente esperado porque este manjar se cocina solo en esta época del año.
Presentará, además, espectáculos alusivos al Día de Muertos y la posibilidad a los asistentes de comprar también artesanías y recuerdos de este encuentro, que se extenderá a lo largo de toda la jornada.
Si bien no se espera la presencia de catrinas -figura creada por el artista José Guadalupe Posada y muy popular en otras partes de México- los asistentes a este festival sí podrán ver a las mestizas y a los uinics, es decir, a mujeres y hombres ataviados a la usanza maya, pero con motivos del día de difuntos.
El Pib -vocablo maya que significa en castellano «enterrado»- es la joya de la corona de la muy representativa gastronomía yucateca.
Se trata de un tamal gigante con una envoltura sólida y crujiente de maíz en cuyo interior puede haber carne de pollo, cerdo o bien una mezcla de ambas.
Es también conocido como mucbilpollo o pibipollo, acepción más empleada en la vecina provincia de Campeche, donde la tradición es idéntica.
Es hecho con masa, la carne que sea seleccionada, epazote (una planta de origen prehispánico), tomate, sal, manteca de cerdo, recado rojo de achiote, ocasionalmente cebolla, así como frijol de xpelón (propio de la zona de la Península de Yucatán), todo ello envuelto con hojas de plátano.
Una vez amarrado, el Pib es depositado en una lata y sepultado en un horno de tierra, con leña y piedra, el tiempo que el cocinero considere necesario, para después sacarlo y bañarlo con una salsa espesa hecha con caldo de la carne, manteca y el recado rojo.
Así, el ritual anual que recuerda a los eternos ausentes del Mayab (territorio de la Península de Yucatán) abre un espacio a los aún vivos para que recuerden a quienes ya se les adelantaron en el viaje a Xibalbá (el mundo de los muertos). EFE
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