Santiago (AFP) – El obispo chileno Juan Barros, cuya renuncia fue aceptada por el papa Francisco en junio, declaró este jueves como imputado por encubrimiento en casos de abusos sexuales cometidos en el seno de la iglesia católica en ese país.
El religioso declaró durante tres horas y media en la brigada de Delitos Sexuales de la Policía de Investigaciones (PDI) en el marco de una investigación por abusos cometidos por un sacerdote castrense, servicio religioso que tuvo a Barros como obispo por más de una década hasta que en 2015 Francisco lo designó obispo de Osorno (sur).
«Fui consultado por el tema del padre Pedro Quiroz (acusado de abuso sexual a un menor) y aporté lo que podía aportar. Le manifesté al señor fiscal lo que yo había podido conocer o desconocer y esperemos en dios que salga todo bien y la verdad salga resplandeciendo», señaló Barros a periodistas al terminar su declaración.
Por su parte, el fiscal Raúl Guzmán confirmó que Barros acudió en calidad de imputado y que «fueron hechos que ocurrieron en parroquias (…) en cuanto a la fecha y la cantidad de hechos y sus víctimas son materia de investigación».
Barros es un protagonista destacado del huracán de denuncias que dejó tambaleante a la iglesia católica, al ser acusado por víctimas de pederastia de haber encubierto los abusos sexuales que sufrieron en los años 1980 y 1990 por parte del influyente sacerdote Fernando Karadima.
Karadima –un formador de varios obispos y de quien Barros era discípulo- fue suspendido de por vida de sus funciones por el Vaticano en 2011.
Durante su visita a Chile en enero, el papa argentino defendió a Barros, pero cambió su postura tras recibir un informe con testimonios de víctimas confeccionado por el arzobispo de Malta Charles Scicluna, quien estuvo en el país por primera vez en febrero para investigar el caso.
En mayo, todos los obispos chilenos presentaron su dimisión al pontífice, en medio de una catarata de denuncias de abusos cometidos por religiosos que hundió la popularidad de la iglesia en el país sudamericano.
«Uno propone y dios dispone», lanzó Barros al ser consultado por la decisión de Francisco de aceptar su renuncia.
– Catarata de causas abiertas –
El escándalo de abusos se transformó en la piedra en el zapato del papa argentino durante su visita a Chile y meses después sigue estremeciendo a los católicos.
A principios de agosto, la policía allanó las oficinas del obispado castrense, a cargo de los servicios religiosos de las Fuerzas Armadas, en el marco de la causa que investiga una supuesta red de sacerdotes que habrían cometido abusos sexuales y de poder.
La fiscalía chilena informó días atrás que son 119 las causas actualmente en investigación por casos de abusos sexuales en la iglesia, en su mayoría cometidos por religiosos.
Más allá de las causas abiertas en los últimos meses, tres víctimas de Karadima, Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, mantienen en trámite una denuncia civil en contra del Arzobispado de Santiago, por encubrir los abusos del sacerdote.
Este jueves, el Arzobispado informó que solicitó a la Corte de Apelaciones enviar un exhorto al Vaticano para que entregue a la justicia chilena todos los antecedentes recopilados sobre el caso Karadima.
«Hasta el momento, no se cuenta con ningún antecedente de encubrimiento en el proceso judicial, tal como ha sido ratificado por el fallo de primera instancia, y por esa razón es importante conocer cualquier nuevo antecedente sobre esta materia», señaló el abogado del Arzobispado, Nicolás Luco, en un comunicado difundido por la entidad.
Lejos de estar sola, la iglesia chilena es una de las tantas en el mundo en medio de una catarata de denuncias sobre abusos sexuales y posteriores encubrimientos que mantienen en vilo al Vaticano.