Granada (Nicaragua) (AFP) – Miles de opositores marcharon este sábado en distintas ciudades de Nicaragua exigiendo la libertad de presos políticos y la salida del presidente Daniel Ortega, mientras seguidores del gobierno se movilizaron en apoyo al mandatario.
En Granada (sur), uno de los principales puntos de reunión, cientos de vecinos contrarios al gobierno marcharon por las calles pese a un fuerte dispositivo policial y la presencia de grupos de choque, según comunicó una de las organizadoras de la movilización, la universitaria Valeska Valle.
Los manifestantes portaban una bandera de Costa Rica y un mensaje de «gracias hermanos» para agradecer la solidaridad brindada por ese país a cientos de nicaragüenses que han emigrado hacia allí escapando de la violencia.
Coincidentemente, cientos de costarricenses y nicaragüenses marcharon en la capital de Costa Rica contra la xenofobia y en defensa de los migrantes, en protesta por ataques xenófobos ocurridos en un parque de San José.
Grupos oficialistas tenían planificado realizar este sábado ferias y actos culturales en la plaza de Xalteva (Granada)y en otras ciudades nicaragüenses. La oposición planeaba movilizarse también en Managua, León (oeste), Estelí (norte) y Boaco (centro).
En Managua, una caravana que saldría hacia Granada para unirse a una marcha opositora no logró su objetivo, ante un fuerte dispositivo policial y seguidores del gobierno que se apostaron sobre la carretera que conduce hacia esa urbe.
Los participantes de la caravana cambiaron la ruta hacia barrios de la periferia este de la capital, pero la movilización fue dispersada por seguidores del gobierno que dispararon desde motocicletas, sin consecuencias, según denunciaron los afectados a periodistas.
Dirigentes de la opositora Coalición Universitaria aseguraron que 20 de sus integrantes fueron detenidos por la policía y llevados a la cárcel de Jinotepe (sureste) cuando se dirigían a Granada.
Las protestas antigubernamentales se iniciaron el 18 de abril contra una fallida reforma a la seguridad social pero derivaron en el reclamo de la salida del poder de Ortega, que lleva once años ininterrumpidos en el poder. Desde entonces, la violencia política se ha cobrado más de 300 vidas.