Bogotá (AFP) – El gobierno saliente de Juan Manuel Santos finalizó sus diálogos de paz con la guerrilla ELN sin haber logrado un alto al fuego ni la ansiada «paz completa» en Colombia.
Durante su mandato, Santos logró un acuerdo de paz con las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero deja en manos del nuevo presidente Iván Duque seguir las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con 1.500 combatientes.
«Lo que esperamos es que el nuevo gobierno decida si va a continuar, yo espero que lo haga, con lo que falta, que es muy poco, yo diría que un 10%, para iniciar el cese al fuego real y verificable, y continuar con el resto de la agenda», afirmó el mandatario a seis días de ceder el poder al derechista Duque, un crítico de la forma en que Santos ha llevado los diálogos.
Santos aseguró que hasta la noche del martes en La Habana las partes tenían «muy definido» cómo iba a desarrollarse la nueva tregua bilateral y temporal, pero que no pudo concretarse por la ausencia de un acuerdo en la verificación internacional a cargo de la ONU.
«Para verificar se requieren unos protocolos, unos procedimientos muy precisos, para que no haya equívocos» y todo el mundo «esté tranquilo», agregó. Aseguró que los protocolos fueron exigidos «primordialmente» por Naciones Unidas, que monitorearía la tregua junto a la Iglesia católica.
«Nosotros dijimos, si hay acuerdo entre el ELN y la ONU sobre los protocolos, nosotros avalamos esos acuerdos y podemos iniciar el cese al fuego», afirmó.
-No totalmente satisfechos-
Al cierre de las negociaciones en La Habana, las delegaciones del gobierno y del ELN informaron en un comunicado conjunto que «si bien no llegamos en este ciclo a acuerdos completos sobre participación (ciudadana) y el cese al fuego, el camino recorrido hacia ellos es muy significativo».
El jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, dijo que aspiran a que los avances logrados «sean la base del trabajo de un séptimo ciclo a realizarse durante la administración del nuevo presidente de Colombia, Iván Duque«.
Duque, ahijado político del expresidente Álvaro Uribe, prometió endurecer las condiciones de las charlas con el ELN, nacida al alero de la revolución cubana en la década del 60, y actualmente reconocida por Colombia como la última guerrilla activa del país.
El nuevo presidente ha apuntado además que modificará apartados del histórico acuerdo de paz que desarmó y transformó en partido a la disuelta guerrilla FARC.
Los encuentros en La Habana iniciaron en mayo de este año, luego de que Quito se retirara como sede. En la mesa de negociación compartida con Beltrán, el representante del gobierno colombiano, Gustavo Bell, destacó la frustrada intención del presidente Santos de lograr lo que llamó «la paz completa», durante sus ocho años de mandato.
«Nos sentimos no totalmente satisfechos porque no se logró llegar a un acuerdo de un nuevo cese al fuego como tampoco el diseño de la participación completa de la construcción de la paz, pero tenemos la satisfacción de que hemos avanzado notablemente», sostuvo Bell.
También hubo coincidencias en tomar medidas para proteger la integridad de los líderes sociales y activistas colombianos de derechos humanos, a raíz de una seguidilla de asesinatos de varios de ellos tras la implementación del acuerdo de paz con las FARC.
-El aval de Duque-
Antes de adoptar cualquier acuerdo con una administración de salida, la ONU señaló que se debía comunicar al gobierno del derechista Duque si estaba de acuerdo con los procedimientos para el nuevo cese, tras el pactado entre octubre y enero pasados que tuvo acusaciones mutuas de incumplimiento.
«Sería realmente contraproducente firmar algo que el nuevo gobierno no avale (…) sería deshacer todo, generar unas expectativas mucho más allá de lo real y de lo conveniente», explicó Santos.
El presidente saliente ordenó el regreso este mismo miércoles de sus negociadores a Bogotá para que elaboren un informe al nuevo gobierno sobre el estado de las conversaciones, iniciadas formalmente en 2017.
Santos aseguró que quedaron «las bases muy avanzadas» sobre el punto de la agenda de negociaciones que se refiere a la participación de la sociedad en la construcción de paz. Beltrán subrayó que ambas partes tienen claro que el cese al fuego es necesario para permitir a la ciudadanía participar del proceso y las consultas, sin armas.
En la víspera del fin del proceso, Beltrán, del ELN, ya había adelantado que recibieron mensajes de Duque, donde se adelantaba la disposición de seguir en la mesa. «Pero tienen su manera particular de conducirla, que respetamos, y hemos contestado que esperamos tener un contacto, que nombre delegados y examinemos un séptimo ciclo». Durante el receso, la delegación de la guerrilla permanecerá en Cuba.