Jutiapa (Honduras) (AFP) – Machete en mano, Mirna Flores revisa las hojas de las plantas que empiezan a despuntar. Los cultivos de cacao siembran esperanzas para pequeños productores hondureños que se abren espacio en el exigente mercado europeo.
Poco entiende de las complejas explicaciones científicas sobre reproducción sexual y por injerto de las plantas, pero Flores, de 43 años, reconoce que ha mejorado el ingreso familiar con el cultivo del cacao, según cuenta a la AFP mientras se agacha para examinar una planta en Jutiapa, 300 km al norte de Tegucigalpa, en el Caribe hondureño.
El cacao hondureño «ha iniciado su posicionamiento en los mercados internacionales, apostando a la calidad», indica un estudio realizado por Cadena Cacao y otras organizaciones que promueven su siembra en el país.
La industria florece en nueve de los 18 departamentos de Honduras a manos de pequeños agricultores, algunos organizados en cooperativas, con un gran impacto social, según el estudio.
– Pequeños productores –
Según el estudio, 3.469 productores hondureños cultivan 4.468 hectáreas, y la industria ha crecido a un ritmo de 10% anual desde 2011, mientras el valor de las exportaciones aumentó en 46% desde ese año. Pronto estará compitiendo con el café como producto de exportación.
Las exportaciones de cacao del año pasado al resto de Centroamérica, Estados Unidos y Europa llegaron a 1.400 toneladas métricas, a precios que oscilan entre 4.200 dólares el orgánico de alta calidad, y 1.700 dólares el de menor calidad, en la Bolsa de Nueva York.
«He tenido una mejoría (en el ingreso) porque vendo semilla a mejor precio, y las plantas del jardín clonal como materia prima para injertos», afirma Flores, una mujer menuda con el cabello atado en cola.
Sin embargo, el estudio de Cadena Cacao destaca que «hace falta seguir trabajando en calidad, volumen, certificaciones, asistencia técnica (…) para elevar la productividad y la competitividad».
Cuautemoc Escoto, un ingeniero forestal que acompaña a Flores, señala a las plantas de hasta dos metros, con los frutos color café y marrón colgando de los tallos, y a las pequeñas que recién despuntan.
Las plantas grandes nacieron por fecundación de árboles a través de la polinización; las recién nacidas fueron creadas por injertos de especies que garantizan mayor producción, calidad y diferentes sabores y olores.
«En una plantación de 1.000 árboles, 300 producen al 100% y 700 en 30%», explica el experto. «En una plantación de clones (injertos), el 100% produce al 100% y el producto es de calidad», resalta Escoto.
Luis Barahona, presidente de una de las cooperativas de productores, argumenta que la calidad depende también de la variedad, fermentación y secado de la semilla.
Una vez cortada, la semilla es trasladada a unos cajones de madera de un metro cúbico, donde las dejan hasta tres días para que se fermenten, despidiendo un olor ácido generado por la baba que las envuelve.
Barahona tiene un centro de fermentación en una galera de madera y zinc y una secadora, unas bandejas de madera y tela metálica expuestas a un sol abrasador, donde las semillas se tuestan y quedan listas para venderlas en sacos de tela.
Al lado, tiene un vivero cubierto con un velo negro con más de 60.000 injertos en bolsas plásticas.
– Un mercado abierto –
«En un país con falta de oportunidades, donde la gente emigra, el cacao es una esperanza», señala Barahona, quien compra el cacao a Mirna Flores y a otros agricultores del Caribe hondureño.
Barahona vendió el año pasado 45 toneladas métricas a Chocolats Halba, una empresa que comercializa el producto en Suiza. «Nuestro compromiso es vender este año por lo menos la misma cantidad, pero hay mercado para ir creciendo».
El representante de Halba en Honduras, Luis Velox, dijo a la AFP que la cadena de supermeracados suizos Coop demandó en 2017 cerca de 500 toneladas de cacao de calidad para distribuir en 1.700 negocios, pero solo pudieron ofrecerle 130.
Velox destacó que el potencial va más allá de cubrir la demanda de la cadena suiza, por el interés de compradores en Francia.
«Si Suiza tiene una población de ocho millones de habitantes, en Francia estamos hablando de 60 millones», comenta Velox para destacar las posibilidades que se abren al cacao hondureño.