Washington (AFP) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este viernes que «detesta» ver a niños inmigrantes separados de sus familias en la frontera con México, pero culpó al partido Demócrata por un escándalo que ya se tornó de alcance nacional.
«Detesto que esos niños sean separados (de sus familias). Los demócratas tiene que cambiar la ley. Es la ley de ellos», afirmó el mandatario durante un extraordinario contacto con la prensa en los jardines de la Casa Blanca.
El gobierno pasó a aplicar de forma rigurosa en mayo una normativa por la cual las familias que ingresan clandestinamente al país son inmediatamente separadas, y los niños menores son recluidos en instalaciones desconocidas por sus padres.
La medida causó una polémica nacional y en la víspera llegó a provocar un intercambio inusualmente áspero con la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, quien se limitó a repetir que la medida obedece a la ley vigente.
Para Trump, la culpa es de los legisladores demócratas, a pesar de que el partido Republicano controla las dos cámaras del Congreso.
«Esta ley es de los demócratas», dijo Trump, en referencia al hecho de que la normativa había sido diseñada durante el gobierno de Barack Obama aunque había sido aplicada únicamente en casos excepcionales.
«Podemos cambiar la ley esta noche, o podemos hacerlo ahora mismo. Pero precisamos de los votos» de los demócratas, dijo el presidente.
Trump recordó que los republicanos tienen una mayoría de apenas un voto en el Senado, y por lo tanto la aprobación de una nueva ley migratoria requiere el apoyo de legisladores demócratas.
«Esos niños podrían ser atendidos rápidamente y de forma inmediata. Pero los demócratas forzaron a la nación a esa ley. Yo la detesto. Detesto ver esa separación padres y niños», aseguró el presidente.
– «Una bella ley» –
Trump aseguró que desea «una bella ley que sea humana y fuerte. No quiero gente mala viniendo al país. Podemos resolver este problema en una reunión. Díganles a los demócratas que me llamen».
El escándalo nacional con la separación de niños de sus familiares llegó en la víspera a la Casa Blanca, en particular después de un confuso discurso en que el Fiscal General y Secretario de Justicia, Jeff Sessions, justificó le medida con versículos de la Biblia.
En la conferencia de prensa diaria en la Casa Blanca, la portavoz Sanders irritó a todos con su insistencia en la legalidad de la medida, hasta un que un reportero le enrrostró personalmente la crueldad de la medida.
«Sarah, ¡por favor! Usted es una madre, es madre de un niño pequeño. ¿No tiene ninguna empatía con esas familias que llegan acá sin nada y las separan de sus hijos? ¿Dónde está la moralidad de esto?», la cuestionó el periodista públicamente.
Poco antes, el propio presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, admitió que espera poder lanzar a votación alguna ley que ponga fin a la separación familiar en la frontera.
De acuerdo con Sessions, las autoridades aplican más estrictamente la normativa para disuadir a familias extranjeras a ingresar ilegalmente al territorio estadounidense con niños y menores de edad.
La contención de la oleada migratoria es uno de los pilares fundamentales del gobierno de Trump, que ya en su campaña electoral había propuesto la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México.
Mientras el muro no sale del papel (en parte debido a su costo faraónico, estimado en por lo menos unos 25.000 millones de dólares), el gobierno endureció brutalmente su accionar represivo en la región fronteriza.