Ciudad de Guatemala (AFP) – Guatemala volvió a suspender este jueves los operativos de rescate en la zona caliente y devastada por la erupción del volcán de Fuego, que dejó 99 muertos, casi 200 desaparecidos y ciudades enteras sepultadas bajo escombros y ceniza.
El trabajo es arduo y bajo la amenaza latente de que en cualquier momento se pueda desprender sedimento de las laderas y provocar otra tragedia. Mientras tanto, el coloso se mantiene activo lanzando columnas de ceniza.
«Las condiciones climáticas y las derivadas del material aún caliente depositado en el área de afectación no son las adecuadas para preservar la integrar física de los socorristas», dijo a periodistas el vocero de la Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred), David de León.
«Recordemos que en el lugar pueden ocurrir explosiones y con la lluvia pueden descender lahares por el material depositado en las barrancas», añadió.
Cientos de socorristas, policías y soldados se han adentrado en la zona en los últimos tres días para buscar entre toneladas de ceniza y piedras a los desaparecidos en la comunidad de San Miguel Los Lotes. En muchos casos, apenas llevaban palos, piochas y palas.
Varias brigadas de rescate caminaban este jueves hacia el lugar devastado a la espera de una orden para retomar las labores de búsqueda, mientras algunos pobladores trataban de llegar a San Miguel Los Lotes por vías alternativas y evitando los cercos policiales para buscar los cuerpos de sus familiares, observó un fotógrafo de la AFP.
La policía, aun así, encontró la mañana del jueves un cuerpo enterrado por material volcánico en el kilómetro 95 de la ruta nacional 14, la carretera que circunvala el volcán de Fuego.
Pablo Castillo, vocero de la policía, señaló que la Conred estudia la estabilidad del suelo en la zona afectada para determinar si retoman las tareas de búsqueda. Las autoridades prohíben el paso al área de riesgo a personas no autorizadas mientras se toma una decisión.
El volcán, de 3.763 metros de altura y situado a 35 km al suroeste de la capital, registró el domingo su erupción más fuerte de las últimas cuatro décadas, con 99 muertos y 197 desaparecidos.
Desde el miércoles, cinco personas murieron por severas quemaduras en diferentes hospitales.
La furia desatada por el volcán dejó además 58 personas heridas y 12.277 evacuadas, de las cuales 3.665 fueron llevadas a 21 albergues, según el último balance divulgado por la Conred, ente estatal a cargo de protección civil.
– Bajo peligro inminente –
El mayor peligro para los rescatistas es el mismo volcán porque en cualquier momento puede generar flujos piroclásticos, compuestos por gases tóxicos, piedras y materia volcánica, que baja a gran velocidad y arrasa con todo lo que encuentra a su paso, según el instituto de Vulcanología (Insivumeh).
Una de esas avalanchas fue la que arrasó comunidades de la ciudad de Escuintla, que quedaron sepultadas bajo toneladas de escombros.
El miércoles, las tareas de rescate fueron suspendidas por las fuertes lluvias y una avalancha incandescente que arrastró piedras de hasta 5 metros de diámetro, aseguró el Insivumeh.
Los equipos de rescate tienen protocolos para estar en alerta ante cualquier eventualidad, y ante un cambio drástico o peligro hacen sonar sirenas, activan silbatos y gritos de alerta como «whisky, whisky», para abandonar lo más rápido posible la zona.
La ayuda internacional comienza a llegar a cuentagotas.
Estados Unidos trasladó el miércoles en un avión de la Fuerza Aérea a seis niños guatemaltecos heridos en la erupción del Volcán al hospital infantil Shriners de la ciudad de Galveston, Texas, donde recibirán tratamiento médico por sus quemaduras.
En tanto, Chile anunció su cooperación tecnológica para el monitoreo temprano de volcanes en Guatemala y México, y envió a un equipo de especialistas en quemaduras.
La brigada de médicos de Cuba que está residiendo en Guatemala también colabora en las tareas de apoyo en los albergues habilitados.