Managua (AFP) – La Iglesia católica de Nicaragua rechazó el jueves retomar el diálogo entre el gobierno y la oposición para acabar con las protestas en el país, tras una jornada con violentos enfrentamientos que dejaron al menos 16 muertos y que elevan a un centenar la cifra de fallecidos en un mes y medio, según organismos de derechos humanos.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) anunció que no reanudará el diálogo en busca de una salida a la crisis mientras «el pueblo siga siendo reprimido y asesinado» en las calles.
El anuncio episcopal llega después de una violenta jornada el miércoles y la madrugada del jueves, que dejó un saldo de 16 muertos y 88 heridos, según el último balance del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) difundido en esta jornada, que precisó además que llegaba a 100 el número de fallecidos desde que comenzaron las protestas.
Estos incidentes entre opositores, policías y grupos afines al gobierno fueron unos de los más violentos que se vivieron en la capital desde que el 18 de abril se iniciaron las manifestaciones, de acuerdo al informe del organismo.
«Los agresores fueron la policía represiva y las fuerzas de choque» que responden al presidente Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, denunció el Cenidh.
La policía había informado previamente sobre 15 muertos y 199 heridos en las ciudades de Managua, Estelí, Chinandega y Masaya.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, en un video publicado este jueves, condenó «los asesinatos» y llamó al estado a «detener la violencia de estos factores represivos».
La jornada del miércoles generó pánico en Managua cuando una multitudinaria marcha opositora llegaba a la Universidad Centroamericana y tuvo que refugiarse en comercios cercanos y en la Catedral debido a los disparos de las fuerzas de seguridad y grupos afines al gobierno de Daniel Ortega, quien poco antes afirmó que no dejaría el cargo.
Sin embargo, el gobierno atribuyó esos actos a grupos de oposición con «agendas políticas específicas» que buscan «aterrorizar» a la población, y denunció la existencia de «una conspiración» que pretende destruir la seguridad y la vida en el país.
Durante los incidentes también resultaron quemadas instalaciones de la emisora oficialista Radio Ya, una cooperativa de crédito rural y resultó destruida la fachada del estadio nacional de béisbol.
También fueron atacados el canal opositor 100% Noticias y las plantas de transmisión de la también opositora radio Darío, en la ciudad de León, denunciaron sus propietarios.
– Ortega desafiante –
Mientras miles de personas marchan el miércoles por la carretera a Masaya, encabezada por madres que han perdido a sus hijos, Ortega relativizó las demandas opositoras en un acto ante seguidores en el centro histórico de Managua.
Manifestó que aunque el dolor de las madres es inmenso por la perdida de sus hijos, eso «no puede llevar a la destrucción (…) ni llevar nuevamente a la guerra», en alusión a las protestas ciudadanas que demandan justicia para los fallecidos.
«Aquí nos quedamos todos», espetó Ortega al rechazar el llamado de empresarios, estudiantes y sociedad civil para que deje el poder.
La relatora para Nicaragua de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Antonia Urrejola, se pronunció a través de Twitter sobre los incidentes y reiteró su petición al estado a su «deber de garantizar la vida y integridad de todos los manifestantes».
La reacción de Estados Unidos no se hizo esperar y este jueves condenó los actos de violencia y advirtió que los violadores de derechos humanos en Nicaragua tendrán que enfrentar a la justicia internacional.
«La comunidad internacional y los ciudadanos de Nicaragua han urgido reiteradamente al gobierno nicaragüense a que ordene a su policía y sus matones que detengan la violencia, respeten los derechos humanos y creen las condiciones para un futuro pacífico», indicó la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
Igualmente, la congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen rechazó las agresiones a los manifestantes.
«Ortega, asesino y corrupto, no engaña a nadie. El día que accedió a formar un grupo para investigar (los) ataques que él mismo ha ordenado, envía una vez más a la policía y simpatizantes para atacar y matar a (la) multitud que reclama su salida inmediata. Sanciones de Estados Unidos, no las podrá esquivar», escribió Ros-Lehtinen en Twitter.