La Habana (AFP) – El gobierno de Colombia y el ELN retomaron el jueves sus diálogos en La Habana en busca de un cese al fuego que garantice tranquilidad durante las presidenciales de mayo, y abra las puerta a un acuerdo que acabe con un conflicto de medio siglo.
En «El Laguito», un exclusivo recinto en el oeste de la capital cubana destinado a dignatarios, negociadores y garantes dieron inicio al quinto ciclo de conversaciones, que había quedado suspendido en abril cuando Ecuador decidió retirarse como sede de los diálogos.
«Alcanzar la paz en Colombia constituye un anhelo histórico de toda la región de América Latina y el Caribe y el mundo», dijo el garante cubano, Iván Mora, que presidía la mesa.
Sentado a la izquierda de Mora, el jefe de la delegación del gobierno colombiano, Gustavo Bell, dijo que este ciclo de reuniones busca «acordar un cese al fuego más robusto», que «permita llegar a las elecciones en absoluta paz» y que ponga fin a «secuestros, extorsiones, reclutamiento de niños», y «ataques a la infraestructura».
– Que la sociedad decida –
El jefe negociador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Pablo Beltrán, recordó que se buscarán también mecanismos para que la sociedad civil participe en el proceso.
El presidente Juan Manuel Santos ha admitido que no será posible un acuerdo final antes del término de su mandato, en agosto, aunque se dice optimista.
«Tengo fe (…) en que este proceso también debe terminar bien. Va a ser difícil, pero no hay alternativa. Creo que el ELN también comprende que no hay alternativa», dijo desde Alemania, donde cumple una visita oficial.
Los esfuerzos del mandatario por mantener las conversaciones en busca de lo que ha denominado «la paz completa» en Colombia para acabar con el último conflicto armado interno de América, podrían verse entorpecidos si la derecha, opuesta a estas negociaciones, gana las presidenciales del 27 de mayo.
El senador Iván Duque, del derechista Centro Democrático que encabeza el expresidente Álvaro Uribe, feroz opositor de Santos, lidera los sondeos.
Bell confió en que pueda llegarse a un punto en «que sea la misma sociedad colombiana la que pida y le dé continuidad a estos diálogos independientemente del gobierno que sea elegido».
En la reunión también estaban presentes representantes de los países garantes: Brasil, Chile, Noruega y Venezuela.
– Incertidumbre –
Beltrán reiteró la disposición de su organización para sacar «la violencia del conflicto». «Ninguna adversidad va a hacer que nos levantemos de la mesa», dijo.
Sin embargo, expresó su preocupación por «las dificultades» e «incumplimientos» que enfrenta la aplicación del acuerdo de paz que desarmó y transformó en partido a la guerrilla FARC.
Beltrán aseguró que «de un año a otro ha crecido un 20% el asesinato de líderes sociales y opositores» y que, pese a los reclamos «en vez de contenerse o neutralizarse, toda esta situación va configurando un genocidio de la oposición que actúa en la legalidad».
«Comprenderán la preocupación nuestra, porque si a nosotros se nos invita a dejar las armas y a hacer la lucha política en la legalidad, pero nos está esperando ese escenario, deben entender de que no son muchas certezas las que nos esperan», añadió.
Ambas partes se mostraron dispuestas a conseguir un cese al fuego mejor al que lograron en octubre de 2017 y que duró 101 días, hasta enero de 2018, en medio de críticas mutuas de incumplimientos. Al término de aquella tregua el gobierno colombiano denunció una inmediata ofensiva del ELN, que tiene unos 1.500 combatientes.
Las negociaciones se desarrollaban en Quito desde febrero de 2017, pero Ecuador se marginó oficialmente como sede y garante el 20 de abril tras inusitados ataques y secuestros realizados por disidentes de las disueltas FARC en su territorio. Ahora La Habana toma la posta.
La isla caribeña, que también es garante del proceso, acogió durante cuatro años los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que culminaron a finales de 2016.
– Buen lugar para negociar –
Cuba tiene los requisitos necesarios para que las negociaciones fluyan: experiencia en el tema, cercanía geográfica, confidencialidad y seguridad, características que destacaron tanto el gobierno como las FARC durante sus diálogos.
Guerrilla con orígenes cristianos, el ELN nació en 1964 bajo la influencia de la revolución cubana y de uno de sus líderes, Ernesto Che Guevara.
La isla socialista, que estrena a Miguel Díaz-Canel como presidente, ya acogió ocho rondas de conversaciones entre Bogotá y el ELN entre 2005 y 2007, aunque sin éxito.
«El ELN, como antes las FARC, y el gobierno colombiano, saben que Cuba será un interlocutor serio, y que su principal interés es llevar la negociación a buen término, sin ceder a presiones para emboscar» a nadie, dijo Arturo López-Levy, profesor cubano de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley.